La comarca del Matarraña/Matarranya aglutina uno de los conjuntos urbanísticos más notables y mejor conservados de Aragón. Todo ello enmarcado por un paisaje mediterráneo con grandes atractivos naturales como los Puertos de Beceite/Ports de Beseit. Pero también conserva un macabro conjunto de cárceles en perfecto estado de conservación. Un viaje en el tiempo a la penosa estancia de los presos que allí estuvieron recluidos entre los siglos XVI y XIX.
A finales del siglo XVI comenzó la edificación de las casas consistoriales de la comarca, bellos ejemplos de arquitectura civil que se han conservado hasta nuestros días. Estos magníficos edificios pretendían reivindicar el poder municipal frente al poder de la Iglesia y las Órdenes Militares que habían imperado hasta entonces. Se diseñaron para albergar servicios esenciales para sus habitantes. Como elemento más característico en casi todos ellos cuentan á ran* de la calle con una lonja para el mercado, que también era utilizada como trinquete, para el juego de pelota. Pero también albergaban una sala destinada a la medida y peso de productos para el control de los ingresos municipales, además de carnicería, granero y pósito para almacenarlos. En la planta noble estaba el salón de reuniones para el concejo, así como el archivo de documentos. El grupo de personas que regían el concejo, además de velar los intereses de los vecinos, tenían la potestad de impartir justicia. Por ello también se crearon espacios reservados para los presos. Su ubicación en estos edificios tan sólidos, y su abandono durante más de un siglo sin apenas uso, ha permitido que se conserven de manera excepcional ya que no se han realizado reformas en su interior.
*Á ran: Al nivel.
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