Requiem íntimo por ALBIAC. Una empresa ejemplar.

Conocí “Albiac” en 1941. Era Enero, hacía mucho frío y Caspe estaba conmocionado por la funesta guerra que para algunos ya había terminado. La empresa familiar Albiac estaba radicada en la Bajada de la Estación, hoy Primo de Rivera (Padre) desde 1921. Miguel Albiac y Josefa Ráfales habían venido de Nonaspe a establecerse con una fabriquita de gaseosas y distribución de bebidas. Por la proximidad de la estación de ferrocarril y sobre todo por el carácter acogedor y generoso de la familia Albiac aquello parecía el consulado de Nonaspe en la capital comarcal, cuando las comarcas eran naturales y sostenibles. Mi familia entendió pronto que lo suyo era repartir felicidad en tiempos difíciles y alegrar la vida refrescando los tórridos veranos o los eventos sociales. Pocas fiestas, acontecimientos sociales, pruebas deportivas, o reuniones más o menos protocolarias se quedaban al margen de la participación de Albiac. En este ambiente crecí yo, amamantado con orange y después reconfortado con cerveza fresca.  Los Albiac con hijas y yernos llevaron durante cincuenta años un negocio muy participativo y comprometido con el pueblo. Ya en los setenta llegué yo, como nieto, con la lección casi aprendida:  Los clientes son lo más importante, no estires más el brazo que la manga, jamás engañes, haz cuantos favores puedas, el trabajo ennoblece y gratifica. Ojalá hubiese aprendido más y mi fidelidad a los principios familiares hubiese sido mayor.

Miguel Albiac y Josefa Ráfales, fundadores de la empresa

Ya con dos socios vinculados desde niños con la empresa, Alberto y Manuel, acometimos los ochenta y los noventa creciendo y siendo útiles a nuestros clientes y a nuestros pueblos  penetrando en el tercer milenio con la misma ilusión que nos animó siempre. Tristemente Alberto, pilar fuerte en la estructura de empresa familiar, falleció y con el fallecimos todos un poco. Los últimos años, yo jubilado y apartado de la empresa por edad,  han estado llenos de dificultades del mercado, de racanería de proveedores, y problemas de gestión y sobre todo de competencia y  empeoramiento de la parrilla de clientes tradicionales, serios y formales. Han sido difíciles a pesar de haber incorporado juventud en la dirección.

Mediados de siglo XX. Fábrica de cerveza

            Albiac ha sido mucha parte de mi vida, y el personal que hemos tenido siempre ha sido como de la familia. Una gran familia que no puede desaparecer ni de la memoria y ni del corazón. Nuestro pueblo merece tener un suministro eficiente por empresas caspolinas para que su benéfico efecto repercuta en la población. Dar de beber al sediento no es solo una cita bíblica y no solo se refiere a los refrescos o cervezas, sino que es  una máxima que ha estado presente en Albiac, desde siempre, repartiendo felicidad, cultura y amistad.

Miguel Caballú Albiac

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