Punto y seguido a la expo del ferrocarril

Tras 22 días de exposición -y varios meses de preparación-, hoy hemos clausurado la muestra del 120 aniversario del ferrocarril en Caspe.  Alguien puede pensar que, tras tanta euforia, ahora estemos «de bajón”; pero la verdad es que no tenemos tiempo para eso. Nada más descolgar las fotos hemos empezado a sacarlas de los marcos, porque como los escolares de infantil, los más pequeñones, no vinieron a la exposición, será ésta la que se acerque a las aulas. Y todo eso sin perder un minuto, pues Expo-Caspe está a un tris y tenemos preparadas más cosas…

¿Que cómo valoramos la exposición? Podríamos hablar del agrado general de todos los visitantes, incluidos profesores y alumnos, que así nos lo manifestaban continuamente. Y si hablamos de números, se podría cuantificar entre dos mil y dos mil quinientas visitas, pero el objetivo no era batir records, así que tampoco nos hemos detenido a contar.

Y ahora quiero dar aquí mi valoración personal, que no puede ser otra que… ¡Ha sido un rotundo éxito!

Los baremos en los que fundamento esta valoración, por supuesto son muy subjetivos: el principal es mi gozo personal, tanto durante la preparación como los días que he estado en la exposición; el orgullo de ir por la calle y que me salude por mi nombre la chiquillería que ha visitado la exposición; haber ampliado las amistades con gente relacionada con el ferrocarril; la satisfacción de haber despertado en los más mayores agradables recuerdos. Recuerdos de la infancia cuando vivían en una casilla junto a la vía, como la maqueta que nos prestó Domingo Ferrer y que fue admiración de pequeños y mayores. Recuerdos de los que conocieron la coqueta cantina de madera. O los que viendo las fumarolas de las locomotoras de vapor no pueden dejar de pensar en la aventura que suponía pasar por los largos túneles.

120 años solo es una fecha , pero nos ha dado juego para poder homenajear a tantos trabajadores del ferrocarril que hicieron de su trabajo mucho más que una forma de vida, a la vez que convertíamos la exposición en un aula para los más pequeños.

Y solo puedo  terminar dando las gracias a todos los que han hecho posible esta celebración (y que han conseguido que yo me lo pase bien unos días).

 Ignacio