Reunidos los señores jueces predichos «…in quadam aulam dicti castri de Casp…», por voz del citado obispo de Huesca, manifestaron estar dispuestos en presencia de los notarios-secretarios mecionados, a proceder en y sobre todo lo predicho, según los poderes que se les habían otorgado. Y estando así reunidos, las cartas dirigidas a don Bofinacio Ferrer y a don Giner Rabasa, fueron confiadas a Pascual Albert; y la dirigida a Guillermo de Vallseca a Juan Albiol; los cuales juraron sobre los cuatro Evangelios el fiel cumplimiento de entrega de las mismas.