Matadiablos y el mas de las Brujas

Allí donde se juntan las comarcas de Caspe, Monegros y Bajo Cinca sorprende al excursionista un territorio montaraz, con cabezos poblados de pinos, barranqueras que esperan agua y planas de cereal. No es mala la red de caminos forestales, lo que permite acercarse a disfrutar de la naturaleza con relativa con relativa comodidad. Al caer la tarde, el grupo con el que comparto viaje se topa, sin pretenderlo, con unos cuantos ciervos que andan merendando y con tres docenas de conejos saltarines que, en su huida, parecen dejar sitio para las zorras que veremos al regresar.

En el término de Peñalba buscamos el cerro de Matadiablos, cuyas estribaciones más meridionales se incrustan en el de Caspe, según señalan los mapas. Damos con él al localizar un pilón geodésico, que es un hito de los que no engañan. Desde los 389 metros de altura se divisan nubarrones, que si fueran de tormenta irían pilotados por las huestes de Satanás, según se cree en Aragón. Huele a monte y tenemos la suerte de conversar con Luis Tabueñas Calés, que está a punto de cumplir los 64: «siempre le hemos dicho Matadiablos. Aquí solo se venía a hacer leña y a que comieran los mardanos, no se acudía para otra cosa. Recuerdo que había una balseta. Y no se veía a nadie. Cuando te mandaban a Matadiablos parece que ibas a Africa, de lo solitario que estabas».

Cerro de matadiablos

Cerro de matadiablos

El barranco del Buitre no queda lejos. El pueblo lo bautizó así cuando un hombre se perdió y a los tres o cuatro días los pastores vieron sobrevolar por esta zona a unas cuantas de estas aves carroñeras. Siguiendo la pista descubrieron el cadáver junto a un ‘coscollo’, que así es como denominan en la zona a unas matas parecidas a las de carrasca. Me quedo con las ganas de saber si fue muerte natural o cosa de bandoleros, porque por aquí hizo incursiones el famoso Cucaracha. «Al barranco del Buitre los de Caspe lo llaman Val de Aloras». Donde se junta con Valdurrios, enfrente de Las Crucetas, está el mas de las Brujas, que ya se encuentra en al provincia de Zaragoza y no en la parte de Huesca, que es la de Peñalba». Le pido a Tabueñas que me relate la historia: «La zona aquella, aunque es caspolina, la trabajaban unos de Bujaraloz. Cierto día, cuando labraban con las mulas, un cuervo no paraba de enredar, espantando a las caballerías. Hasta que el más viejo le pudo arrear un zurriagazo, rompiéndole la pata. Cuando regresaron al pueblo vieron que andaba coja una abuela de Bujaraloz que tenía mala fama. No lo dudaron, era ella la que les había estado tomando el pelo mientras andaban en plena faena».

Mas de las Brujas

Mas de las Brujas

Dejamos para otro día subir al Moterón y acercarnos al Pilón de Crispín, desde donde se ve un paisaje que es una preciosidad. Y nos quedamos con las ganas de hacerle una foto al mas del Seboso. Al llegar a Peñalba ya es tarde para pedir las llaves de la ermita de Santa Quiteria y nos dedicamos a pasear por el pueblo, que no es poco. En la plaza un grupo de chicos y chicas disputan un partido de fútbol, se les ve felices. Un setentón toma la fresca sentado en la acera de su casa, sentado en banqueta de madera: «O sea, que son de Caspe. Pues yo aún recuerdo que desde allí venía a Peñalba Antón Cebrián con su furgoneta a vender patatas, judías, acelgas, fruta y verdura en general. Lo menos estuvo diez años, desde mitad de los sesenta. Traía buen género, sí señor».

En el bar d el pueblo todas las mesas están reservadas para cenar, pero nos apañan una ensalada y un pan con tomate y jamón que nos saben a gloria: «Otra vez avisen, que será mejor. Aunque no siempre está tan lleno, pero se nota que es principio de mes y que ha cobrado la gente».

Alberto Serrano Dolader
Heraldo, 9 de agosto de 2009 
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