De modo casual nos hemos encontrado esta tarde a Manolo Royo en un establecimiento hotelero de nuestra ciudad, a la que ha venido a pasar tres días con motivo de la grabación del programa «El pueblo más divertido de España». Es harto sabido que Manolo es de Caspe. Nació en la céntrica calle Rosario, allá por el 1951. Que ya ha llovido.
Hablamos un poquito con él: del Castillo, de la Colegiata, del Órgano, en cuyo proyecto colaboró donando 100 ejemplares de su libro «Cómicos colegas» (por cierto, aún a la venta), del Compromiso, de la confederación catalano-aragonesa y otras bromas sin gracia alguna. En las distancias cortas, Manolo Royo es mucho más que un contador de chistes; mucho más que un todo-terreno de los escenarios, desde los tiempos de «Doña Magra» (te recuerdo, pulga) hasta la actualidad; mucho más que un cómico «de revista». Manuel Royo es un hombre serio y con una vasta cultura. Un hombre capaz de recomendarnos un libro de novela histórica y comprometerse a traer al Castillo del Compromiso, a presentarlo. Ahí es nada.
Los garbanzos no esperan a nadie, así que nos despedimos tomándole nota de la propuesta, regalándole nuestra revista La Bailía y satisfechos de haber charrado con un buen paisano.
Canasteta
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