Hoy, 16 de octubre de 2016, los caspolinos y caspolinas nos hemos concentrado en el cauce de lo que hasta hace medio siglo fue río Guadalope, cuyos casi 7 últimos Kms. que discurrían y formaban un paisaje incomparable a su paso por Caspe hasta su desembocadura del Ebro, fueron expoliados y convertidos en la infecta cloaca que hoy soportamos, a pocos metros de nuestras casas, de nuestros colegios, de nuestras calles.
Hoy 16 de octubre, el pueblo de Caspe se manifiesta aquí y lo hace festivamente, lúdicamente y deportivamente, pero sobre todo, lo hace con energía y decisión para demostrar a quien corresponda, que este pueblo está cansado de esperar, que más de 50 años esperando es demasiada espera, que al más pacífico de los pueblos, y Caspe lo es por derecho propio, también acaba agotándosele la paciencia.
Hoy 16 de octubre ha llegado el momento de decir BASTA YA. Queremos un Guadalope vivo. Queremos nuestro río, aquél que nos quitaron sin ni siquiera pedirnos opinión; aquél que pacíficamente discurría a los pies de nuestro pueblo, aquel en el que nos bañábamos de niños y cuyas aguas, a veces mansas y otras no tanto, contemplaban a Caspe y Caspe lo miraba a él desde la Porteta. Era nuestro Guadalope, uno de los ríos más importantes de la margen derecha del Ebro; un río lleno de vida, donde madrillas barbos, cangrejos y otras especies tenían su hábitat. En el lapicero, en la canilla, en el orinal, en la fontaneta, habituales lugares de baño, escenario de juegos, risas, amistad e incluso de primeros amoríos, hoy solo hay naturaleza muerta, basura y desolación. Caspe no merecía ese pago.
Hoy estamos aquí para mostrar a todo Aragón, a toda España, y si llega el caso a toda Europa, en qué se ha convertido el tramo final de nuestro río Guadalope: un lugar inhóspito donde las aguas de escorrentía se estancan y pudren, donde la maleza se confunde con la basura, donde las ratas corren a sus anchas, donde los malos olores hacen irrespirable el aire, donde adentrarse en su cauce es una aventura muy peligrosa llena de trampas ocultas entre la maleza y el tarquín.
Estamos aquí hoy para EXIGIR que se ejecute el magnífico proyecto elaborado hace años a instancia del equipo gobernante del Excmo. Ayuntamiento de Caspe. Sí, ese documento que debe estar guardado en el último cajón de un despacho del Ministerio de Medio Ambiente. Ese que después de cinco años aun no se han atrevido a poner en marcha; el que, su no ejecución, debería hacer ruborizar a nuestras máximas autoridades autonómicas. Queremos ese u otro proyecto alternativo en la línea de lo exigido, que resuelva la intolerable degradación que afecta al tramo final del que fue rio Guadalope, calificado oficialmente como inaceptable de urgente intervención y nos devuelve la dignidad que nos arrebataron, en aras de un bien para todos los españoles y que hoy se ha convertido en beneficio de una multinacional italiana. ¿Para eso sirvió el inmenso sacrificio de Caspe?
Basta ya. QUEREMOS UN GUADALOPE VIVO. Se lo quitaron a nuestros padres; lo recuperaremos para nuestros hijos.
En Caspe, a 16 de octubre de 2016
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