Centenarios, castillos, recreaciones, fiestas… De vez en cuando es necesario dejar a un lado esas tribulaciones y pararse a mirar las pequeñas cosas que nos rodean, aquella sobras que, por su sencillez y su valor, recogen la esencia de lo bello. Sin alardes ni alharacas, sin notas de prensa ni redobles de tambor; con la sana humildad y el tesón de las hormiguitas que, sin prisa pero sin pausa, van haciendo camino.
Hoy felicitamos a la Cofradía de San Indalecio por haber costeado de modo íntegro esta bella imagen de la Virgen del Pilar, que luce desde hace pocas semanas en la hornacina abierta en la fachada de su ermita.
Es de sobras conocido la vinculación de San Indalecio con la Virgen del Pilar, ya que, según reza la tradición, aquél fue uno de los varones apostólicos que acompañaba a Santiago en el momento en que Ésta se le apareció en Zaragoza.
La escultura, hecha con piedra de Caspe, es obra de Daniel Elena, profesor en el I.E.S. Bajo Aragón de Alcañiz.
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