No se esconden. Posiblemente porque saben que tienen total inmunidad. Campan a sus anchas por el tejado de la colegiata, corren, juegan a la pelota, saltan, etc. Da igual moros o cristianos, gitanos o payos, verdes o amarillos. La inconsciencia no entiende de razas ni de credos. Lo entendemos, ojo, que nosotros también hemos sido niños y hemos desafiado las leyes gravitatorias y de otra índole… Pero es que ya no estamos en esa etapa, sino en la de trabajar por la conservación de nuestro patrimonio.
La imagen que vemos, tomada el pasado sábado a las 5 de la tarde, es muy frecuente. Nos preocupa. No sólo por el daño por la travesura; no sólo por el poco o mucho daño que pudieran hacer a la colegiata; nos preocupa, también, por lo peligroso que resulta andar brincando y jugando en un tejado.
No sabemos muy bien cómo, pero debería actuarse para evitar este tipo de comportamientos. Será porque en Caspe no hay plazas y calles para jugar…
Amigos del Castillo
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