Por el mar corren las liebres y por el monte… ¿las motocicletas? Puestos a contar mentiras, mejor recurrir a una trola más rebuscada, que de verdad sea imposible de materializarse. Porque aunque parezca un embuste de primera categoría, hubo un día, en el verano de 1968, en que un vespino -clásico entre los clásicos de las dos ruedas- holló la cima del Aneto, techo de Aragón y del Pirineo con sus 3.404 metros de altitud. Los protagonistas de la particular hazaña fueron unos jóvenes vecinos de Benasque, seis muchachos que, ni cortos ni perezosos, subieron el vehículo a sus espaldas, a pulso. Eso sí, despiezado para que los valientes pudieran repartirse el peso.
La historia, que tiene su miga, ocurrió el 3 de agosto y nació en ese espacio intangible del que surgen las gestas más salvajes: los piques vecinales. Resulta que una expedición de la ciudad catalana de Mataró pretendía ascender el pico a lomos de varias motos de marca Bultaco. La iniciativa, patrocinada por distintas firmas comerciales, tuvo un fuerte impacto en los medios de comunicación. HERALDO DE ARAGÓN se hizo eco en cuatro ocasiones del proyecto, la primera, el 14 de julio: «La escudería motorista ‘Amics del Bosc’ se propone realizar una singular prueba motorista que ojalá pueda coronarse con éxito (…). La empresa está llena de dificultades ya que hay que tener en cuenta los pasos a atravesar, muchos de ellos helados, y especialmente el cruce del glaciar dominado por la nieve durante todo el año, y que pondrán a prueba el alto espíritu y el el dominio técnico de los expedicionarios».
La ascensión catalana contó con el apoyo de las instituciones y con un importante respaldo privado: «Bajo un gran aparato publicitario pagado en beneficio propio por una fábrica de motocicletas, otra de bañadores y una tercera de bronceadores, dicen que van a subir al Aneto una moto», apuntaba este diario el 7 de agosto. En esa misma reseña se habla por primera vez de los verdaderos pioneros, del «grupo de seis aragoneses que lo hicieron (subir una moto a la cumbre del Aneto), sin intereses bastardos por medio, en la pasada semana, y el documento gráfico es prueba de ello». El artículo estaba ilustrado con un primer plano del manillar en lo más alto.
Uno de los vecinos de Benasque, sobre la moto. Autor: Santiago Vilaseca
Es una de las escasas alusiones que se hicieron de los benasqueses, cuya acción tuvo un gran componente de socarronería. El guía de montaña Narciso de Dios Melero, madrileño y vecino de Benasque seis meses al año, dio forma en 2012 al documental ‘La línea elegante’, dedicado al gigante pirenaico, en el que hace mención a la anécdota. De Dios explica que «cuando en el pueblo se enteraron de la ascensión promocional, decidieron adelantarse y chafar, de algún modo, la supuesta hazaña».
Según los datos que maneja el alpinista, los vecinos habrían partido del pueblo hacia las 4.00 de la mañana y llegado a la cumbre sobre las 19.00. «Montaron la vespino en la cumbre, como es lógico, ya que atravesar el Puente de Mahoma (el último paso antes de alcanzar la cima y que tiene una especial dificultad técnica) sobre una motocicleta sería una salvajada y un riesgo inasumible». El libro ‘Història social de l’excursionisme catalá’, de Cossetània Edicions, afirma que fue en ese punto donde la caravana catalana dio media vuelta.
De los socarrones benasqueses se sabe menos de lo que se debería. Aunque sí es posible encontrar algunas referencias en publicaciones especializadas en motociclismo y en montaña. En el citado libro se habla de las imágenes que acompañan este reportaje: «Por aquellas fechas, la revista ‘Montaña’ (a la que cita) publicó unas fotografías remitidas por Santiago Vilaseca, de Benasque. En ellas se ve un vespino junto a la cruz y la imagen de la Virgen del Pilar que hay en la cima del Aneto: después de la expedición de Mataró (en realidad, como demuestran los artículos de HERALDO, fue antes), un grupo de gente de Benasque decidió ascender al punto culminante con un ciclomotor desmontado y repartido entre diferentes personas. Las piezas se volvieron a ensamblar en la cima. Según ellos, no se podía llegar con moto a la cima, sino que había que empujarla.Como consideraban que eso no tenía ningún mérito, decidieron organizar su particular ascensión».
Una carta publicada en la revista ‘Destino’ habla de que, cuando hicieron la expedición los de Mataró, hubo algún conflicto en Benasque: ruedas pinchadas, pintadas… pero, tal como se ha comentado, pudieron llegar hasta el paso de Mahoma. Aunque de esos desencuentros no hay mayor constancia, bien es cierto que la excursión barcelonesa suscitó varias polémicas. Tras una entrevista en TVE, el presidente de Montañeros de Aragón, Eduardo Blanchard, envió una carta a HERALDO en la que consideraba que «para todos los amantes de la montaña, la proyectada ascensión es un ultraje a los verdaderos valores que animan y rodean al individuo que pone su esfuerzo y su espíritu para conseguir esa cima».
También generó malestar el hecho de que, en la entrevista a los componentes del grupo de Mataró en la televisión pública, se habló del Aneto como una montaña ubicada en territorio catalán.
Alfredo Maluenda