El Santo Entierro ya luce en todo su esplendor

Con precisión, detalle y mucha delicadeza el restaurador caspolino Antonio Pitarch ha realizado una labor de mantenimiento a la imagen caspolina del Santo Entierro. Antonio es graduado en conservación y restauración por la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Aragón (Huesca) y se encuentra cursando el grado en Historia del Arte, que compagina con su trabajo de restaurador. Cuenta con años de experiencia en la profesión y más concretamente en el ámbito de la imaginería, llevando a cabo restauraciones como la de la Virgen de los Dolores de la cofradía caspolina homónima en el año 2014.

Eliminación de manchas en el brazo. Antes y después.

Eliminación de manchas en el brazo. Antes y después.

El Cristo del Santo Entierro fue adquirido por las viudas y huérfanos de la Guerra Civil, fundadores de esta cofradía, en el año 1941. El deterioro que la obra ha sufrido con el tiempo, junto con la celebración en 2015 de las bodas de platino de la cofradía, han sido claves para decidir realizar una pequeña restauración con la que la figura luzca en todo su esplendor durante la procesión del Viernes Santo, donde adquiere gran protagonismo con el Cierre del Sepulcro (acto recuperado en el 2011). “Las alteraciones que presentaba eran la presencia de suciedad superficial y algún que otro pequeño desperfecto. Sin embargo el principal daño, debido al roce de la figura con la peana, era el deterioro de la capa pictórica de la parte trasera de la pieza, por lo que fue necesario reintegrar aquellas zonas en las que se había perdido. También se ha realizado una limpieza de carácter superficial para eliminar la suciedad acumulada. Se trata de una figura de escayola policromada, como las de todas las cofradías caspolinas”, explica Pitarch.

Actuación en un agujero de la imagen

Actuación en un agujero de la imagen

El trabajo es minucioso: a simple vista la lectura de la imagen debe ser completa, sin que se adviertan daños ni restauraciones, pero sin embargo a corta distancia se deben diferenciar las reintegraciones de color añadidas durante la restauración. “Una restauración nunca debe ser un acto protocolario que utilice productos y mezclas tradicionales, sino que debe ser una labor justificada y respetuosa, teniendo siempre como referencia que un bien cultural es único e insustituible.”, remarca. “Por ello, y desde organismos internacionales como la UNESCO, se dictan una serie de normas o líneas rojas que nunca deben ser incumplidas en una restauración. Simplificando mucho, estos criterios de intervención son cuatro: mínima intervención posible, el uso de materiales compatibles con los originales, todas las partes añadidas deben ser discernibles de las ya existentes y todos los materiales añadidos deben poder ser reversibles. Estos son los criterios en los que se ha basado esta restauración”.

Detalle de una de las zonas trabajadas. Antes y después.

Detalle de una de las zonas trabajadas. Antes y después.

Atrás quedan decenas de horas de trabajo sobre la imagen con la única compañía de sus manos expertas, un foco con una potente luz y minuciosas herramientas con las que restaurar una pieza que guardan con mimo, recelo y sentimiento el más de un centenar de cofrades del Santo Entierro. “Cuando pensamos en la restauración de la imagen, inmediatamente nos pusimos en contacto con Antonio. Sabemos cómo trabaja, es caspolino y que le pondría todo su empeño. Además era más cómodo, ya que no teníamos que trasladar la imagen a un taller”, relata Miguel Barriendos, cofrade del Santo Entierro. No es la primera vez que la imagen sufre una restauración. En el año 1992, en los inicios de la Coordinadora de la Semana Santa de Caspe, se repararon todas las figuras caspolinas con el objetivo de ensalzar las procesiones. Además, la figura ha tenido varias modificaciones con el paso de los años. En sus principios iba cubierta con un palio, que se retiró en la década de los años 50 cuando se incorporaron faroles y una caja de madera sobre la que iba la imagen. En los años 70 se decidió adquirir un carro con ruedas para portarla. Pero desde los años 90 hasta el día de hoy vuelve a llevarse a hombros.

Texto: S.B.
Fotos: A.P.M
Posted in Colaboraciones, Cultura, Gustosa recomendación, La Imagen del día, Patrimonio

Los comentarios están cerrados.