El Mausoleo de Fabara

En el municipio zaragozano de Fabara, a orillas del río Matarraña, se ubica el conocido como Mausoleo de Fabara. Este pequeño edificio que se levanta en mitad del campo, que quizá no sea muy conocido, al menos entre los que no son especialistas, es una de las joyas con mayúsculas de nuestro patrimonio histórico. Ni más ni menos, es el monumento funerario de época romana más bonito de nuestro país y uno de los mejor conservados de todo el Imperio Romano. Casi nada. Hoy vamos a acercarnos a conocer mejor esta pequeña maravilla.

Mausoleo de Fabara. Fuente:http://www.patrimonioculturaldearagon.es

Lo cierto es que en la comarca del Bajo Aragón-Caspe, además de otros muchos atractivos, podemos encontrar abundantes restos arqueólogos de época romana que ponen de manifiesto la gran importancia que tuvo esta zona en época antigua. Son vestigios que nos hablan de un pasado brillante. Villas y mausoleos que pertenecieron a familias romanas adineradas que se dedicaban a explotar grandes latifundios destinados al cultivo del cereal y que después comercializaban a través del río Ebro. Un buen ejemplo de los mismo son el mausoleo de Chiprana, de tipo sarcófago, o el de Miralpeix que fue trasladado a Caspe para no quedar inundado por el embalse de Mequinenza.

Mausoleo de Miralpeix en Caspe. Fuente:https://turismomardearagon.wordpress.com

El mausoleo es un tipo de construcción de carácter funerario que va mucho más allá de un simple sepulcro. Se trata de una obra monumental. Responde a la necesidad que tenían las familias de poseer un santuario destinado al culto de la memoria del difunto. Una nueva sensibilidad hacia los muertos que se extiende a partir del siglo I-II en el mundo romano.

Mausoleo romano de Chiprana. Fuente: wikipedia

En la cultura romana la muerte era un acontecimiento familiar y social muy relevante. Tradicionalmente, los romanos acompañaban la muerte de un ser querido con toda una serie de rituales que podían durar varios días y que terminaban con la incineración del cadáver. Entre ellos, la exposición del cadáver en casa, el lavado de su cuerpo, la necesidad de llamar por última vez al difunto para comprobar que estaba muerto, el acompañamiento de ajuares o la introducción de una moneda en su boca para pagar al barquero Caronte y alcanzar el mundo de los muertos (Hades).

Recreación de la exposición de un difunto en una casa romana

Sin embargo, a partir de época de Augusto la tradición de incluir ajuares así como de incinerar el cadáver como rito de trascendencia religiosa para la expiación y purificación del alma, se abandona de forma progresiva a favor de la inhumación. Un proceso al que, sin lugar a dudas, ayudó de forma determinante la asimilación de la religión cristiana dada la fuerte importancia que otorga a la vida después de la muerte.

Incineración de un cadáver en la antigua Roma

Las tumbas romanas podían contener urnas, con las cenizas del difunto, o sarcófagos con el cuerpo de este. Dependiendo del nivel económico de la familia del difunto las había de madera, metal o mármol, y las más ricas se adornaban con hermosos relieves. Pero más allá de las tumbas comunes estaban las de tipo monumental o mausoleos que servían para ensalzar la memoria del difunto y también como lugar de culto familiar donde se realizaban sacrificios y libaciones en su honor.

Panteón de Agripa en Roma. Siglo II.

El Mausoleo de Fabara fue levantado en torno al siglo II para servir de lugar de enterramiento y homenaje a un personaje, quizá un niño, llamado Lucius Aemilius Lupus. Una inscripción que en el Mausoleo dice así “A los dioses manes de Lucio Emilio Lupo”. La verdad es que no sabemos mucho más de él.

Mausoleo de Fabara. Fuente: artefunerarioromano.blogspot.com

Pertenece a una tipología denominada “templo” por imitar la forma de un templo romano. En este caso se trata de un pequeño templo de planta casi cuadrada y pórtico tetrástilo, es decir, con entrada adornada por cuatro columnas de estilo toscano. Por el exterior los muros son ciegos y presenta pilastras acanaladas también de orden toscano. Está construido con bloques de piedra arenisca mediante el denominado opus cuadratum, es decir, unidos por grapas de hierro y no por cemento.

Detalle de la decoración del friso. Fuente: Wikipedia.

Esta cubierto por bóveda de cañón y rematado por frisos con diferentes motivos decorativos: hojas de acanto, palmetas, guirnaldas sostenidas por candelabros y guirnaldas de frutos y robles sostenidas por águilas. En la parte frontal presentaba una inscripción en letras de bronce. Por la disposición de los agujeros se plantea que el texto podría informar que el difunto era hijo de Lucio y Lucrecia y habría muerto con 13 o 23 años de edad.

Detalle del frontal con inscripción. Fuente:http://www.bajoaragonesa.org

Los restos del difunto se ubicaban en una cámara subterránea o conditorium a la que se accede por una pequeña escalera.

Alzado del interior del Mausoleo de Fabara, según paneles informativos. (Foto: Roberto Lérida Lafarga 01/03/2008). Fuente:http://aragonromano.ftp.catedu.es

Lo más extraordinario de este Mausoleo de Fabara es un magnífico estado de conservación. Un hecho insólito que solo puede ser achacable a la calidad y solidez de su fábrica, pero también a la buena suerte ya que hasta el finales siglo XVIII se desconocía su existencia y su valor histórico. Fue en 1780 cuando por primera vez el párroco del pueblo dio aviso a la orden de los escolapios llamando la atención acerca de la importancia y el valor del monumento.

Lateral del Mausoleo de opus cuadratum. Fuente:http://www.turismodezaragoza.es

Tradicionalmente, era conocido por los vecinos como la “Casa de los Moros” y fue utilizado como almacén y refugio de labradores y bandoleros. Como otros edificios antiguos atribuidos a los moros por la mentalidad colectiva también es protagonista de leyendas y supersticiones que, sin lugar a dudas, también ha debido contribuir a su conservación. Se creía que allí habitaba un hada o morica encantada, como se decía en Aragón, que castigaba con todo tipo de desgracias a quien se atrevía a dañar el edificio. Según dejó escrito mosén Evaristo Cólera, párroco de Fabara entre 1792 y 1807, “creía el vulgo que en la casa había una mona encantada, airada contra cuantos se acercaron al monumento para dañarlo, origen de muchas desgracias para los atrevidos. Algunos hablaban de que una vez se quiso destruir, pero se levantó tan fuerte tempestad, que lo impidió.”

El Mausoleo de Fabara a principios del siglo XX. Foto Archivo Mora. Fuente: historiasdelbajoaragon.wordpress.com

A pesar de su valor, el mausoleo siguió siendo propiedad de los Señores de Fabara quienes afortunadamente se hicieron cargo de su mantenimiento hasta que en 1931 fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional, pasando definitivamente a manos del Estado en el año 1942. Hoy este hermoso mausoleo sigue allí, junto a Fabara, en pié y haciendo frente de forma valiente al paso del tiempo. Y por supuesto esperando a que todos los aragoneses nos acerquemos a admirarle y conocerle en persona.

Identidad aragonesa

Posted in Colaboraciones, Cultura, Gustosa recomendación, Patrimonio

Los comentarios están cerrados.