El fenómeno de «Los Tres Soles»

Quedó constancia escrita del curioso fenómeno atmosférico producido en Caspe el 19 de enero de 1787, y así se la reproducimos.

VE_000524-029Si bien en el siglo XVIII algunas gentes lo atribuían a causas milagrosas, relacionándolo con la Santísima Trinidad, incluso otros fenómenos similares, a finales del año 2012, fueron considerados como anuncio del fin del mundo, en realidad se trata de un raro fenómeno astronómico que ocurre cuando a una altitud de 6.000 metros se forman cristales de hielo que reflejan la luz solar creando la ilusión óptica.

Amaneció  el día ya insinuando muy apacible y quieto.  El oriente solo ocupado de unas nieblecillas muy tenues, que apenas se percibían, lo restante del hemisferio con muchas nubes y obscuro: el sol en Capricornio y muy despejado. Notamos la novedad cuando ya estaba sobre el horizonte más de veinte minutos. Describían ó formaban los rayos solares un halo ó corona, de cuya circunferencia era el mismo sol el centro, a la manera del que forma la luna en tiempo aqüoso y húmedo; pero su diámetro era como de unos treinta grados: su situación aparecía en la más baxa de la región de las nubes. Por su poca elevación, y estar poblado de nubes lo restante del hemisferio, no fue notado este fenómeno sino desde los términos la populosa Villa de Caspe. El color del halo ó corona era templadamente lucido, cándido, y un tanto roxo: en los dos extremos del diámetro horizontal aparecieron los otros dos soles representados y paralelos, aunque no tan refulgentes como el del centro; pero muy lucidos, y de la misma grandeza. El sol que se representaba á la parte del norte, y siniestra de los espectadores’, despedía; unos rayos de  luz más dilatados-hacia la tierra, á la manera-de los cometas caudatos, ó como cuando el sol se introduce por algún pequeño  flanco  de una nube muy densa. El reverbero que hacían las luces en la superficie de la tierra, plantas y vestidos, especialmente blancos formaba a la vista un objeto muy gracioso, vario y agradable, con una diversidad hermosa de colores, mas indecisos que los del prisma; pero más expresivos y claros que los del cuello de la paloma o cola de pabon, y muy semejantes; Poco más de las ocho y cuarto empezó a desmayar y debilitarse aquel esplendor flamante de los soles representados, y poco á poco! se fue ofuscando y deformando la especie, de forma que ya solo aparecía como un fuego amortiguado, sin irradiaciones y con la misma pausa se fue disminuyendo hasta que desapareció del todo, perseverando algo más el halo o corona.

Este hemos inopinado objeto llenó de admiración a todas las gentes, y muchos lo gritaron, por milagro; pero cesó esta voz y rumor haciéndoles conocer que podía ser un efecto natural y que ya se había visto otras muchas veces; aunque atendidas las circunstancias podía servir muy bien para radicar más y más en los ánimos al soberano misterio de la Santísima Trinidad que tanto. había promovido y fomentado en todo el reino V.P. Fr. Diego Josef de Cádiz: porqué si reflexionamos que el fenómeno fue trisolar, que solo se hizo visible en el término de Caspe, en que todo el pueblo pudo ser espectador, y donde se hallaba este varón Apostólico, en quien no eran extraños los prodigios; que la duración del fenómeno fué desde que el siervo de Dios se puso á orar en la Iglesia tomando la bendición del Santísimo para su partida a otros reinos, hasta que paso el rio Ebro, distante del convento tres cuartos de legua, y hasta donde le acompaña una comitiva numerosa de gente.

Con estas y otras circunstancias, ¿cuán obvio y verosímil se hace el juicio de que el trisolar aparecido era un rasgo de la divina Providencia para que. los sentidos quedasen impresionados de la sublime doctrina que el varón Apostólico había esparcido acerca del augusto misterio de la Trinidad, ilustrándola con varios símbolos y alusiones, á fin de perpetuar esta importante devoción?

Estos poderosos motivos me han estimulado á dar al público esta descripción y discurso Físico-Astronómico, representando en la lámina siguiente la configuración del parhelio; advirtiendo que toda la observación la hice sin telescopio ni otro instrumento astronómico, sino con mi vista natural. 

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