Castillos de Aragón: CALATORAO

Este palacio fortificado es un ejemplo de lo que ahora se lleva en plan castillo de señorío: que el pueblo soberano se hace el amo.Hace menos de un año que ha sido adquirido por el Ayuntamiento. El anterior propietario era Ibercaja y antes D. Genaro Poza y más antes los canónigos de El Pilar de Zaragoza. Ahora, ya le han arreglado los tejados y allí quieren meter museo, aula de medio ambiente, sala de exposiciones y muchas cosas más. Todo cabe porque es enorme. El primitivo castillo musulmán es del siglo X , o así, cuando estaban enfrentadas las familias árabes. Ya saben, los Bani Qasi, Bani Hud y Tuyibíes que se recuerdan poco para lo importantes que fueron para Zaragoza. Después Alfonso I lo hizo cristiano.Con los años pasó a los priores del Pilar que lo conservaron varios siglos. Estaba bien conservada la parte noble y un asquito todo el resto donde llegaron a vivir doce familias en épocas de penuria. Ahora solo hay una reconvertida vivienda en lo que llaman pabellón, un anejo en el jardín. En este jardín estuvo el almacén del Servicio Nacional del Trigo y ha servido de marco para presentar las obras de los certámenes de escultura en piedra de Calatorao que ya no se celebran. Famosa piedra que ha llevado a hermanar Calatorao con Serabessa en Italia, patria del mármol de Carrara.

calatorao

Pero mire usted, el castillo es de ladrillo y tapial arcilloso como corresponde a esta zona tan mudejarizada. Calatorao quiere decir castillo de tierra, aunque sea famoso por la piedra. Por la noche se ve amarillo porque lo ha iluminado el Ayuntamiento. Con la Iglesia forma un conjunto monumental y con la Casa Consistorial en la plaza resulta como una acrópolis moderna. También hay una casa con graciosa capillita en la fachada que llaman de Tomas Crespo. Y una casa, que no casa, aunque sea parroquial. Había una gran escalera entre acacias que accedía al castillo. Desde ella se veían las comedias.Arriba de la plaza de Arriba, pinos en la retranqueada entrada principal del palacio donde se representa un Belén viviente en Navidad. Al lado, la entrada al calabozo que recuerda momentos tristes de la guerra y la Barbacana nombre adoptado por una ejemplar iniciativa cultural, que ha dramatizado la vida del Castillo. Planta cuadrada, patio interior descubierto como palacio, porque es castillo escaso en remates almenados, defensas y aparato castrense. Es un cubo impresionante, al que le han salido hasta balcones.Decían en Calatorao: el castillo es un muerto. Pero ahora, está vivo. El señor es el pueblo.

 
Texto: Miguel Caballú
Dibujo: Teodoro Pérez Bordetas
Publicado el 18 de mayo de 1999
Posted in Castillo, Colaboraciones, Cultura, Patrimonio

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