Los diarios deportivos, la prensa en general, amanecía esta mañana con imágenes que se repiten año tras año con distintos rostros. Lágrimas de felicidad o de desconsuelo; triunfos y fracasos. El fin de las competiciones deportivas marca, mucho mejor que cualquier hoja del calendario, el inicio del periodo estival y el descanso -este año exiguo, debido a la celebración del controvertido mundial de Brasil- para aquellos que, no sin razón, acaban saturados de tanto deporte. Nervios, tensión, llamadas de teléfono, transistores. Es lo típico en estos días.
Al CD CASPE, que es el mejor club del mundo hasta que se demuestre lo contrario, todavía le queda una semana de inquietud. Después de unos años de ominosa andadura, impropia para un club y un pueblo como el nuestro, los azules está a un paso de volver a Tercera División, ocho después de su última «aparición frugal». El empate o la victoria en el campo del San Isabel, líder de la categoría y ya ascendido matemáticamente, llevaría a los chicos de Carlos Burillo a la proeza de volver al fútbol Nacional, donde hubo un tiempo, años ochenta y 90, fue un clásico.
Recordamos hoy la primera vez que el Caspe ascendió a Tercera División. Fue en la temporada 1959-1960, bajo la dirección técnica de Angel Leal y la presidencia de Florencio Repollés. Y fue, como el mejor de los guiones, en una dura pugna con el Alcañiz, en una batalla que solo se resolvió en la última jornada. Aquel día, 17 de abril de 1960, con ambos equipos ya ascendidos, restaba por saber quién iba a hacerlo como campeón y quién como segundo. Así nos lo contaba Vicente Bordonaba en si imprescindible libro El Fútbol en Caspe. Ayer y hoy.
«Con esta incógnita por despejar ambos conjuntos enfrentan la última jornada lejos de su campo, el Caspe viaja a Barbatro y el Alcañiz a Zuera, comprometidos desplazamientos que se saldan con la victoria de los caspolinos por tan sólo un empate de los alcañizanos, resultados que arrojan la definitiva desigualdad clasificatoria: El Caspe ve cumplido su objetivo y los directivos del Alcañiz, en un gesto de deportividad que les honra, felicitan a sus máximos rivales, la hermandad preside las relaciones entre ambas directivas y los elogios entrecruzan mutuos ademanes de admiración. La afición caspolina abraza con algarabía los triunfos cosechados, ya en el último partido jugado en casa se había desatado el entusiasmo de la hinchada con disparo de cohetes y elevación de globos grotescos, saliendo a hombros jugadores y entrenador».
La consecución del campeonato liguero llevó a D. Manuel Callao Gavín, entusiasta aficionado, a componer este poema:
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Hoy quiero felicitar
al equipo de mi pueblo,
a la Directiva en pleno
y a la afición que aplaudieron.
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Caspolino, deportista
conseguiste tu ambición,
ver subir a Tercera
al Caspe, que es tu ambición.
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Ahora veremos en Caspe
si hay unión deportista
el equipo está en Tercera
necesitamos perricas.
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Ya no se puede pedir
conseguir más en un año
que el primero y el segundo
suban ambos, un peldaño.
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La Junta y el tesorero
se están rompiendo las cascos,
con las taquillas de hoy
apenas cubren los gastos
y esperan de nosotros
para darnos un buen fútbol
que desinteresadamente
les firmemos un título,
que los hay de cien pesetas
ninguno pasa de mil
pero si hay algún rumboso
puede llegar a diez mil.
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Yo creo que el municipio
«pa» imitar a otras ciudades
nos dará una subvención
para empujar necesidades.
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Que nadie esconda su mano
y que den un pizco gordo
para que el año que viene
no tener equipo flojo.
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Que todos colaboremos
en formar un buen equipo
para este año que viene
no nos sea un gran suplicio
al subir a ver jugar
al Club Fútbol Caspolino.
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No quiero que el primer año
lleguen a ser campeones,
pero sería muy triste
que nos llamaran «melones».
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Al ascender a Tercera
con toda la dignidad,
deseo que en ella arraigue
el fútbol de mi ciudad.
No es Lope de Vega, pero todo suma.
Lo que nos separa de aquel momento, además de 55 años, es que el CD CASPE tenía por entonces algo más de 500 socios. Hoy, en cambio, apenas se llega a las dos centenas. La posibilidad pues de afrontar una categoría superior, con la exigencias económicas y deportivas que acarrean, hace que nos planteemos si no será mejor ser cabeza de ratón que cola de león. Tras darle muchas vueltas sólo se nos ocurre decir, como Doc a Marti McFly en la mítica cinta Regreso al Futuro:
«¡Qué demonios!»
Así que invitamos a todos los caspolinos que residen en Zaragoza a que el domingo acudan al campo del San Isabel y animen a su equipo en una cita que puede ser histórica.
Agustinico
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