Por este singular nombre se conoce a esta formación rocosa que podemos contemplar, si venimos de Alcañiz, a unos cuatro kilómetros de Caspe, ya en su término municipal. En contra de lo afirmado en este medio por un cachondo mental, hace unas semanas, sólo el azar y la naturaleza son las responsables de que esta descomunal roca tenga forma de batracio y no de, por ejemplo, caballo percherón.
Es cierto que la piedra de la rana no nos va a hacer más listos, ni más guapos, ni siquiera va a traer a nuestro pueblo colas de turistas amigos de extravagancias. Pero si sirve para que alguno de vosotros os echéis una risa cuando la veáis, nos damos por satisfechos.
Eso sí, no quitéis el ojo de la carretera. A ver si la vamos a liar.
Debe estar conectado para enviar un comentario.