El 19 de marzo es, como bien sabemos, una fecha marcada en rojo en el santoral católico. Se rinde culto a San José, un humilde carpintero el padre de Jesucristo, un humilde carpintero de Belén, con sus quehaceres, sus angustias, sus alegrías, a quien le tocó la difícil papeleta de ser padre putativo del Hijo de Dios.
Por ello, en este día el mundo cristiano homenajea a todos los padres, y los carpinteros realizan su fiesta grande.
Como es lógico, el culto a dicho patrón es en Caspe muy antiguo. Tiene capilla en la Colegiata -que acogía el sepulcro de Martin García- e imágenes en todas las iglesias de la población.
Hoy nos detenemos brevemente en el año 1939. Hace 75 años, con la Guerra Civil apurando sus últimas jornadas, la Ciudad del Compromiso volvía a celebrar San José. Un año antes, las calles de Caspe estaban todavía asistiendo a la entrada de las tropas del ejército de Franco, encabezadas por el Cuerpo del Ejército Marroquí.
17 de marzo de 1938. Tropas de Franco entrando en Caspe (Foto: Campúa)
Al hablar del 19 de marzo de 1939, la Crónica conventual de los Padres Franciscanos señala: «Por la aglomeración de hombres a confesarse, para cumplir con la Parroquia se deja de predicar en las misas y únicamente se hizo el ejercicio de los Siete Domingos. El P. Matute ha acompañado al armonium las dos misas que se han cantado en la Parroquia. Termina el P. Vicario la tanda de pláticas predicadas a los presos».
Mediados de siglo XX. Gremio de carpinteros celebra San José en Franciscanos. (Col. Ros Albiac)
Nuestra felicitación a todos los padres y a todos los caspolinos que, por su profesión o por otras razones, tienen depositada ilusión en esta festividad.
José Pelendreu
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