Castillo de Aragón: PERACENSE

Un castillo que defendía el territorio en el siglo XIV y que defiende el territorio en el XXI. Gracias al castillo, el pueblo de Perancense pervivirá. Ciento veintidos habitantes, pero con bar-resturante. Y es que el castillo atrae mucho, porque es mucho castillo. Peñasco con precipicios por tres lados. Fortaleza de planta irregular, acomodada al caos del terreno, de unos 150 m. de larga. Unos 10.000 m2 tendrá su planta. Trescientos metros de murallas exteriores. Importante camino de ronda por encima y curiosisima hilera de nichos debajo, que servirían para resguardar a los ballesteros en el invierno. Había 77 ballesteros me dice mi amigo Ángel. Difícil entrada al recinto. Torre del homenaje, que parece para escaladores, donde vivía el alcaide que por cierto tenía el tratamiento de «magnífico».
Después vivieron otros menos magníficos porque se utilizó como Cárcel de la Comunidad de Daroca. El Fuero de Daroca decía para los repobladores, que el castillo ganado al enemigo «quede en poder suyo y de su descendencia mirando siempre por la utilidad del Reyno y guardando fidelidad al rey». Castillo y pueblo perteneció a los Ximenez de Urrea hasta que lo vendieron a la propia Comunidad, que se disolvió en 1836.

peracenseEl castillo aún funcionó en las guerras carlistas hasta 1840 pero fue derruido seguidamente. Ahora lleva once años de restauración. Empezó la DGA con mucho acierto en 1987 y está a punto de acabarse. En la Torre quedan unas salas que van a ser museo. Habrá colecciones de armas medievales, de cerámica y numismáticas. De momento ya supera cada año su récord de visitantes.
La gente llega fácilmente desde la carretera de Teruel a Zaragoza, desvío en Santa Eulalia. Veinte kilómetros estrechos y ¡ala, la mole del castillo! Mola mucho. Es Sierra Menera. Son 1.400 m. de altitud. Es desfiladero entre Castilla y Aragón. Vía de penetración de amigos y algunas veces de enemigos. Todo areniscas de un característico rojo oscuro. La roca se llama «rodeno» y de aquí se extrajeron los sillares bien cortados que forman el aparejo del castillo. Ahora, fue la hora, hicieron pabellón y fuente en una glorieta dedicada al Centenario de Heraldo de Aragón y les pusieron piedra de rodeno para mantener las características de la arquitectura popular. Así, así. Peracense tiene garra y licor casero de guindas en el bar del teléfono. Peracense es patrimonio del pasado pero, a la vez, instrumento para hacer el futuro. Lo dicho, un ejemplo.

Posted in Actividades, Castillo, Colaboraciones, Cultura, Gustosa recomendación, Patrimonio

Los comentarios están cerrados.