Manifiesto de la Asociación sobre las próximas actuaciones en el Castillo de Caspe

 

Tras la presentación pública del proyecto de restauración tanto del Salón del Compromiso como de otras dependencias del edificio realizada por el Director General de Patrimonio, Jaime Vicente Redón el pasado 27 de Abril, la Junta Directiva de la Asociación de Amigos del Castillo quiere hacer público el siguiente manifiesto:

Analizado con detenimiento la propuesta de recuperación planteada por la Dirección de Patrimonio del Gobierno de Aragón, dividimos en dos bloques la misma.

En primer lugar, en cuanto a los accesos, recordamos que la entrada por la que apuesta el nuevo proyecto se encuentra ubicada por la parte Este de la antigua fortaleza. Con esta intervención no se recupera la visión del castillo que nos legó la obra pictórica de Agustín Llop. Entendemos que optar por la reconstrucción de los contrafuertes y demás elementos representativos de dicha vertiente, según los criterios actuales de restauración y considerando la complejidad económica, es, hoy por hoy, un proyecto de complejo desarrollo, aunque en absoluto descartable para un futuro.

A este respecto, celebramos la recuperación de la terraza Este que permitirá contemplar de nuevo las magníficas vistas del antiguo cauce del río Guadalope. A la vez, consideramos correcto el derribo de añadidos procedentes de la intervención de los años 70.

Sin embargo, diferimos totalmente del cuerpo que el proyecto plantea a ras de suelo en la vertiente este, justo por debajo de la torre circular. El paño referido, que como se puede apreciar en la imagen se plantea de color “cemento”, es un elemento agresivo y disocia con el resto del conjunto.

Salón del Compromiso

Tras valorar la actuación prevista en la parte más noble del edificio, el Salón del Compromiso, y tras la consulta con varios especialistas en la materia, son varias interpretaciones las que surgen.

Algunas opiniones afirman que la intervención de la DGA es correcta. Lo que conocemos del Salón del Compromiso gracias a los grabados de finales del siglo XIX, ciertamente muy destruido tras las guerras acaecidas en dicho siglo, no es suficiente como para plantear una reconstrucción del salón. Si bien el grabado de Hermenegildo Esteban nos da una idea bastante aproximada de lo que fue la vertiente Oeste, no se conservan planos ni fotogrametrías. Para reforzar esta teoría, recordemos lo que apuntan las recomendaciones de la Carta de Venecia, en vigor desde 1964:

Art. Nº 9: La restauración es una operación que debe tener un carácter excepcional. Su finalidad es conservar y revelar los valores estéticos e históricos de un monumento y se fundamenta en el respeto de los elementos antiguos y de los documentos auténticos. La restauración termina donde comienza lo hipotético; de allí en adelante, todo trabajo complementario reconocido como indispensable, por razones estéticas o técnicas se destacará de la composición arquitectónica y llevará el sello de nuestra época.

Art. Nº 10: Cuando las técnicas tradicionales resulten inadecuadas, la consolidación de un monumento puede ser garantizada recurriendo a las técnicas modernas de conservación y construcción cuya eficacia haya sido demostrada con datos científicos y garantizada por la experiencia.

(la negrita es nuestra)

Mas, es necesario plantear un punto de vista diferente, el de que sí gozamos  de los suficientes elementos como para plantear una intervención distinta. Hagamos un repaso de los mismos:

– El muro este, el que da al Guadalope, bien que no en toda su altura, que además incorpora una puerta original.

– Una buena parte del muro sur (hacia la Casa de la Comarca), cuya existencia hasta la fachada principal se acredita en fotos antiguas.

– La fachada occidental y principal incorpora la jamba completa en toda su altura de una de las tres ventanas, que con las fotografías antiguas hace posible y segura la reconstrucción de las ventanas perdidas.

Dándose las siguientes circunstancias:

– Las fotografías antiguas muestran con indiscutible claridad toda la fachada principal, con ventanas y almenas, al igual que en el torreón.

– Las almenas se proscriben, porque existe un criterio general adoptado y previamente establecido, que consiste en que ni una almenas más en Aragón, y se opta, sin embargo, por la reconstrucción de los aleros antiguos.

– La reconstrucción de las partes perdidas, desde nuestro punto de vista suficientemente documentadas, está amparada por la legislación vigente, y ha sido repetidamente practicada en otras ocasiones.

Revisemos de nuevo la Carta de Venecia. Varios de los párrafos de la citada carta refrendarían la actuación que plantea el equipo de Jaime Vicente, actual Director General de Patrimonio del Gobierno de Aragón. Los otros, bastante ambiguos, permiten una interpretación a gusto del lector. Pero otros son demoledores, siendo difícil de explicar la interpretación que hace de ellos la Dirección de Patrimonio. Hablamos de los artículos 12 y 13:

Artículo 12º: Los elementos destinados a reemplazar las partes que falten deben integrarse armoniosamente en el conjunto y diferenciarse de las partes originales, con el fin de que la restauración no falsifique el documento artístico e histórico.

 

Artículo 13º: Las añadiduras sólo pueden ser aceptadas en tanto que se respeten todas las partes interesantes del monumento, su ambiente tradicional, el equilibrio de su composición y sus relaciones con el marco que lo rodea.

Es respetable la postura que se defiende en Caspe para la recuperación de un castillo perdido pero todavía simbólico que hay que recuperar en un estado original. Teníamos otras expectativas. Desde luego estéticas. Pero deberíamos plantearnos también otras consideraciones, como recordar que la obra ssale del bolsillo de todos los contriubuyentes aragoneses, que los caspolinos hemos demostrado a lo largo de estos últimos años una gran responsabilidad e interés por aportar contenidos, usos, sugerencias sobre cómo debe plantearse dicha restauración, pero que en ningún caso hemos obtenido del Gobierno aragonés una recíproca voluntad por escucharnos. Entendemos que una administración pública está, por encima de todo, para servir al ciudadano, y no para servirse de él.

Cuando hablamos de intervenir en un edificio histórico, sea de la época que fuere, es aplicable un viejo aforismo médico que reza primun non nocere (lo primero, no dañar). La actuación que proponen los servicios técnicos de DGA arroja, como creemos haber demostrado, más sombras que luces, porque, entre otras valoraciones, inventa a su libre albedrío, sin ninguna base histórica, un Salón del Compromiso irreal, con un diseño desafortunado no aplicable a un edificio BIC, con el clarísimo riesgo de provocar en el conjunto un efecto de metonimia: la parte del todo. Si coincidimos todos en que el Salón del Compromiso es el espacio más emblemático del castillo, deberíamos exigirnos un salón capaz de mimetizarse con el entorno histórico artístico en el que se ubica. Y creemos que la propuesta del Gobierno de Aragón, presentada además tarde y sustancialmente menor en presupuesto y plazos de ejecución, no cumple las expectativas creadas por la sociedad caspolina en muchos de sus aspectos.

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