Hace unas semanas nos hacíamos eco de la iniciativa que los cofrades de San Indalecio había tenido para culminar la fachada de su ermita con una bonita imagen de la Virgen del Pilar. Hoy toca hacer lo propio con la ermita de Montserrat y la nueva imagen que decora su hornacina.
Mal vamos si tenemos que deajrlo todo en manos de la voluntariosa clase política. Los cables de San Indalecio y La Balma son prueba de esa falta de interés o incapacidad de gestión. Las dos son igual de lamentables.



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