La ausencia de José Antonio Labordeta lo llena todo. Es imposible que a este hombre no se le admire por alguna de sus facetas. Escritor, poeta, profesor, humanista, documentalista, político… Nos hallamos ante la persona más completa y digna y que más ha trabajado por conseguir un Aragón universal, grande y solidario del siglo XX.
Siempre a la estela de su referente, su hermano Miguel Labordeta, José Antonio se forjó una personalidad única y rocosa en la lucha de los intereses de su tierra y en una búsqueda incansable de la Libertad.
Tras su muerte, hace ya cuatro años que se nos antojan siglos, hemos decidido dar un paso al frente para agradecer y reconocer la labor y el legado que José Antonio Labordeta dejó a todos los aragoneses. Se marchó, como nos cantaba en su testamento musical, porque le empujaban. Se fue en la presencia, pero se quedó de pensamiento.
Ese pensamiento, ese recuerdo que sigue vivo, lo pretendemos perpetuar con una escultura que soñamos al día siguiente de su muerte. Una escultura que nos mostrase a un José Antonio Labordeta a tamaño natural, a ras de suelo y como un ciudadano más, en las calles de su Zaragoza natal.
Tras cruzar correos electrónicos y conversaciones mantenidas hace años trasladando nuestra idea de realizar esta escultura y sufragarla por mecenazgo popular, por fin hemos encontrado el momento y la persona que nos ha dado vía libre para cumplir nuestro sueño.
Hace unas semanas nos reunimos con el Sr. Antonio Mostalac, Presidente del Consejo Consultivo de Cultura y Jefe del Servicio de Patrimonio e Historia Cultural del Ayuntamiento de Zaragoza, a quien entregamos un dossier, acogió con agrado nuestra iniciativa y nos dio luz verde para llevarla adelante. 
A partir de ese momento nos pusimos en contacto con dos escultores de la tierra, Iñaki Rodríguez y Alberto Gómez Ascaso (www.gomezascaso.com). El primero de ellos ya estaba trabajando en un tema sobre nuestro personaje que distaba mucho de lo que pretendíamos y Alberto Gómez Ascaso recogió la idea con un gran entusiasmo y al día siguiente de ponernos en contacto con él ya nos presentó un presupuesto ajustadísimo del trabajo, con los gastos de la fundición de los Hermanos Torres incluidos, que no hemos podido rechazar, por el cariño con el que han acogido el encargo y el interés que han mostrado.
Lo que en un principio se había pensado para ubicarlo en el Parque de Labordeta, ha habido que trasladarlo a un lugar del Casco Viejo, todavía sin determinar, ya que ambos artistas coincidieron en que una escultura a tamaño natural en un espacio tan grande e inmenso como la entrada del Parque iba a quedar pequeña y pasar totalmente desapercibida para el ciudadano a cierta distancia.
La ubicación en el Casco Viejo, en sus callejas, de un José Antonio Labordeta en una actitud de paseante, como un ciudadano más, zaragoceando, esculpido en bronce y costeado en su totalidad por la ciudadanía zaragozana y aragonesa nos llena y complace completamente.
De este modo, en breve anunciaremos una cuenta corriente donde se podrá ingresar voluntariamente un mínimo de 10 €, que es el valor de los bonos-recordatorio que editaremos para la ocasión y que están en fase de diseño.
Todo queremos que sea tan popular, que incluso el acto de inauguración y descubrimiento de la escultura, una vez instalada en el lugar que corresponda, pretendemos que corra a cargo de un ciudadano anónimo sacado a sorteo de entre los mecenas.
Esperamos vuestro apoyo y acogida de esta idea. Esperamos vuestra aportación para que todo esto pueda ser.
Es la hora de la ciudadanía. Es la hora de devolverle al abuelo una parte de todo lo que él nos dejó. Es la hora de que nuestros hijos y sobre todo, nuestros nietos, pongan rostro al hombre que luchó porque un día, al levantar la vista, veamos una tierra que ponga Libertad.
Carlos Juan Borroy
Debe estar conectado para enviar un comentario.