Juan Ferrer Figueras (In Memoriam)

Juan Ferrer Figueras (Zaragoza 4-VIII- 1929. Gandesa 11-1-2014) pasó sin hacer ruido pero dejó una gran obra y grandes amigos. Licenciado en Derecho y en Historia. Diplomado en Heráldica. Solía decir: “ius soli. soy aragonés 100%: ius sanguinis, soy catalán 100%; y como 100 y 100 suman 200, soy español al 200%». Ante todo, enamorado de la cu1tura y mecenas cultural. Publicista y editor de obras aragonesas y catalanas de interés bibliográfico, algunas de los propios fondos de sus casas palacio del Inquisidor, en Gandesa, o Casa Coll de Vilalba. Tuvo la virtud de ser puente. Un puente ejemplar. Con un pie en la Terralta y otro en Zaragoza supo armonizar como nadie el conflicto identitario que corroe a veces la convivencia entre vecinos. En Aragón era un sensato cata1án, en Cataluña era un ilustre aragonés. Respetable y respetado. Entregado con pasión, con corazón y, muchas veces. dejando a un lado la fuerza de la razón. Un entrañable loco cervantino del siglo XX. Su obra y ejemplo han quedado por donde ha pasado. En Chiprana tiene calle. En Caspe, honrosos reconocimientos. En Vilalba, Batea, Gandesa, las raíces con muchos frutos. En el Monasterio de Rueda de Ebro está su impronta. En Zaragoza, su labor editorial y el Camino jacobeo del Ebro que con su imaginación e impulso trazó sus primeros pasos. Fue premio SIPA por su defensa y promoción de cuanto representase a la Corona de Aragón en su más amplio contexto.

Juan, flanqueado por sus hijos

Juan, flanqueado por sus hijos

El cronista de la Villa de Gandesa, Antón Monner, ante el féretro de Juan Ferrer Figueras, decía: “Hoy recordarnos al hombre humilde y misericordioso que no usaba calcetines, hiciese frío o calor, como un simple fraile mendicante. El procedía de una gran familia, de la más rancia nobleza catalana por parte de los Cervelló, aragonesa por parte de los Artesulla, emparentado con los Català de Batea y, por tanto, de los Duques de Cardona, también con el reverendo Antoni Soler i Manya, oficial del Santo Oficio, constructor de la iglesia de la Fontcalda, del Calvario y de la capilla de Sant Marc en la Mola d’Irto, del reverendo Dr. Gabriel Coll, hijo de una noble estirpe de notarios, gran patricio vilalbino y constructor de la Capilla dels Dolors, y también descendiente de la madre de Sant Enrie d’Ossó.» Que el Señor lo tenga presente por tantas sus bondades que ha repartido durante los años de su vida.

Miguel Caballú Albiac

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