Distribuidos por el enorme término municipal de Caspe, se esconden decenas de sitios realmente singulares, de esos que podrías tener delante pero no los verías si no es porque alguien te lo explica.
Hoy nos hemos acercado hasta la Val de la Liana, cerca ya de la Sierra de Vizcuerno. Gracias a Vicente Sancho podemos contemplar el Balsete del Saladillo, un pozo natural que recoge el agua de la lluvia a través de agueras y la almacena, practicamente todo el año. En tiempos no muy lejanos, cuando nuestros abuelos permanecían varias semanas en el monte trabajando las masadas, acudían a estas pozas para abastecerse de agua de uso de boca. No nos consta que a nadie le diera un torzón.
Aún se aprecian, ya cubiertas por la maleza, las escaleras de piedra por las cuales bajaban para llenar los pozales.
Pozales con los cuales, por supuesto, se llenaban las pilas próximas que servían de abrevadero a las caballerías.
Canasteta



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