Apañao va el que crea que caspolinear es solo patearse el pueblo de punta a punta y ojear periódicos viejos. Nopes. Caspolinear es también tirar de amoto y coche para recorrer esos lugares insólitos y encantadores que trufan nuestro inabarcable término municipal.
Hoy nos hemos acercado hasta la Sierra de Valdurrios para visitar uno de esos sitios por los que podrías pasar toda la vida por encima pero que no reconocerías como singular. Sí, lo habéis adivinado: hoy visitamos la Piedra del Trueno.
Se trata de una gran lasca de piedra, hueca, por la que pasa la pista principal de Valdurrios. Hoy solo transitan vehículos a motor, pero hubo un tiempo en el cual el único modo de transporte era el carro. Cuentan los abuelos que cada vez que pasaba por encima una caballería, el ruido que originaba era tan grande y la oquedad retumbaba de tal modo que parecía que el cielo se quebraba en truenos.
Algún día alguien pondrá un cartel que lo explique.


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