El verde estrella de la huerta aragonesa

Es una planta originaria de Siria y Egipto, pero hoy en día su cultivo está extendido por la región mediterránea y en especial en la zona norte de España. Algunos vestigios escritos sobre el consumo de esta verdura en nuestro país datan del año 1797.

En Aragón está considerada una verdura regional muy común y que forma parte del menú de muchas casas; pero en países como Francia e Italia está considerada una verdura de lujo, fina y de sabor delicado.

Rico, rico!

Rico, rico!

En mi opinión, creo que a la borraja o lo adoras o la odias. Pero si supiéramos bien la cantidad de nutrientes saludables que tiene, y las propiedades que se le atribuyen, la podríamos amar eternamente todos y cada uno de nosotros.

La borraja -o las borrajas, como se refieren otros- está compuesta mayoritariamente por agua (más del 90%). Por tanto es un alimento altamente diurético y con muy pocas calorías, pero además también contiene un alto porcentaje de fibra, vitaminas y minerales. El hecho de que la borraja tenga un alto porcentaje de fibra se debe a que contiene mucílagos, un tipo de fibra soluble que ayuda al correcto funcionamiento del tránsito intestinal, lo cual es, a su vez, una forma ideal de eliminar las toxinas de nuestro organismo. En cuanto al aporte de vitaminas, esta verdura es especialmente rica en vitamina A, C y B, destacando la gran concentración de la primera de ellas (contiene 210 microgramos/100 gramos). Esta vitamina es un potente antioxidante natural y nos ayuda a mantener fuertes nuestros huesos y nuestro sistema inmunitario. Además también la vitamina C es un antioxidante capaz de neutralizar los radicales libres responsables del envejecimiento y de muchas enfermedades degenerativas.

Otros micronutrientes importantes que podemos encontrar en la borraja son los minerales, como el calcio, el magnesio, el hierro y el fósforo. Estos nutrientes son esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, siendo el calcio y el fósforo decisivos para el desarrollo de los huesos y el hierro para la formación de los glóbulos rojos.

La forma de cocinarla más básica y utilizada es hervida y aliñada con un buen aceite de oliva, pero también se pueden comer sus hojas fritas (los famosos pestiños) o en ensalada. Igualmente están buenísimas combinadas con legumbre o cocinadas con almejas. No obstante, lo que no debemos olvidar es consumir el caldo cuando las cocinamos, ya que es donde se concentran una gran cantidad de las vitaminas y minerales arriba citados, así que lo puedes usar para hacer sopas, purés y legumbres.

Por último, una pequeña anotación: ¿qué es eso de quitarle “los pelitos” a los tallos uno por uno? Lo único que estaréis haciendo, además de perder mucho tiempo, es quitarle la fibra y oxidar esta exquisita verdura. Basta con cortar los tallos, lavarlos y cocinarlos 20 minutos en agua hirviendo, en una olla tapada y veréis cómo todos los pelitos que pueden resultar desagradables se quedan en el borde de la olla.

Ya no hay excusa… ¡¡a comer borraja!!

Marta Barahona Marco

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