Caspolineando (XV): el corral de don Fauricio

Está en el linde entre Valdurrios y las Valletas. Se le conoce como el Corral de don Fauricio. Ignoramos si existió alguien con tan atípico nombre o, cosa probable, si tal denominación es un vulgarismo que se ha asentado en la memoria colectiva. No sería la primera vez en Caspe. Por ejemplo, la calle Gorrizo, a fuer de decirla mal, se convirtió en Borrizo.

Tapia del corral y entrada principal

Tapia del corral y entrada principal

No sabemos mucho más de lo que vemos. Pero lo que vemos es mucho. Al menos en dimensiones. Se trata de un magnífico corral, con vivienda adosada, en buen estado ambos, que hace unos años fue objeto de una importante inversión del Gobierno de Aragón, «de fondos de los que se obtienen de pastos y colmenas», con el objetivo de consolidar la edificación y dotar de los elementos suficientes para que, al igual que en el refugio de la Cruz de San Vicente, pueda ser cobijo de quien por trabajo o por ocio decida comer o pernoctar allí.

Patio interior del corral

Patio interior del corral

De buen fábrica sus sillarejos, lo que más impresiona del conjunto es la zona de cuadras, con unos pilares de grandes dimensiones y que soportan un tejado a dos aguas (hoy de uralita). En su interior todavía se puede goler a estiercol.

Interior de las cuadras

Interior de las cuadras

Si algún días vais a ver la Magdalena, haced un alto en el corral de don Fauricio. Vale la pena.

Posted in Caspolineando, Colaboraciones, Cultura, Gustosa recomendación, Patrimonio

Los comentarios están cerrados.