Los «gatos», La Piedad y el Cristo de los ex-cautivos (I)

Mezclada en el barullo de tambores y cornetas, es posible que esta imagen pase desapercibida para muchos de nosotros. Desde luego no para los cofrades de La Piedad, que desde hace aproximadamente medio siglo la sacan en procesión iniciando sus desfiles y, además, la cuidan y restauran con sus fondos. Hoy, por fortuna, volverá a recorrer las calles de Caspe.

284536_431198063581886_694270476_n

Cristo de los ex-cautivos

Es una talla que, a pesar de su escaso interés artístico – hecha de escayola, posiblemente del taller El Arte Cristiano, en Olot- tiene un valor sentimental enorme, inmaterial, no sólo por ser una de las primeras imágenes que se incorpora a los desfiles procesionales en la inmediata posguerra (se estrena el 6 de abril de 1941) sino porque es rescoldo de una de las páginas más negras de la historia reciente de este país: la guerra civil que durante tres años (1936-39) provocó un auténtico baño de sangre entre hermanos.

Como todo aquello que se deja en manos de la memoria colectiva, de recuerdos, del legado heredado de los mayores, del «siempre lo he oído en casa», existen ciertos errores que se van transmitiendo de generación en generación y que corremos el riesgo de perpetuar. Sin ir más lejos, ayer en Radio Caspe oíamos al representante de La Piedad afirmar que este cristo sale por primera vez en el año 1939, y que el bello paso procesional, también llamado «El Descendimiento», se estrena en la Semana Santa de 1941, toda vez cumplido un encargo realizado en el invierno anterior.

¿Fue realmente así? Testimonios orales y documentos consultados niegan la mayor de un modo categórico.

Caspe fue, desde julio de 1936 hasta marzo del 38, capital del Aragón republicano, y hasta agosto del 37 fue sede del Consejo de Aragón, primera -y única- tentativa de gobierno anarcosindicalista en el mundo, desactivada por el propio Gobierno republicano, que envió a la columna de Lister para disolver manu militari dicho órgano. Durante esos dos años de «dominación roja» muchos vecinos fueron encarcelados en improvisadas checas o fueron deportados a campos de concentración donde realizar trabajos forzosos. Su delito, en la mayoría de los casos, ser creyentes.

Especialmente relevante fue la checa de Franciscanos. La comunidad había sido expulsada «violentamente» el 3 de agosto de 1932, «refugiándose en una casa cercana y sirviendo en nuestra iglesia hasta el 5 de junio de 1936, en que por conminación del alcalde Enrique Lasheras se vieron obligados a abandonar el pueblo». En los primeros compases de la guerra, el órgano, los altares, retablos y cualquier otro elemento litúrgico arderán en la misma puerta de la iglesia, que -si bien se salvó de ser incendiada, por el empeño que puso en ello D. Miguel Lapuerta, reconocido hombre de izquierdas y vecino de la calle- se dedicará «en un principio a almacén de carbón y otros géneros y últimamente a cárcel». «Liberado» Caspe por las tropas de Franco, el 22 de mayo de 1938 se restituye el culto en la iglesia de Franciscanos.

DSCF5364

¿Pudo procesionar por tanto en la Semana Santa de 1939 este crucifijo que vemos en la imagen?

Rotundamente no. Por varios motivos. El primero y principal: la guerra finaliza oficialmente el 1 de abril, víspera de Domingo de Ramos. Si bien Caspe llevaba ya más de un año «recuperado para Dios y para España», muchos caspolinos de derechas se encontraban todavía sufriendo penalidades en campos de concentración o incluso en el Frente, muy lejos de su ciudad natal. Es imposible que desde la distancia y en pleno cautiverio compraran un Cristo y lo sacaran en procesión. En segundo lugar, y todavía más concluyente, que en la ya citada Crónica conventual, que recoge casi a diario lo que pasa en el convento desde que en mayo se vuelve a abrir al culto, no hay ninguna mención a excautivos, procesiones ni imágenes. Únicamente recoge lo siguiente: Abril. Día 2. Domingo de Ramos: predica en las misas de seis y siete el P. Vicario; por la tarde, solemne Via Crucis. Pero es que tampoco al abordar la Semana Santa de 1940 se habla de ello. La primera vez que la Crónica testimonia a presencia de excautivos en una liturgia de Franciscanos es el 9 de febrero de 1941, en estos términos:

Los ex-cautivos de los rojos en Caspe celebran solemne fiesta en nuestra iglesia en acción de gracias por haber salido con vida. Estos y otros muchos de Caspe y de otros pueblos estuvieron mucho tiempo prisioneros en nuestra iglesia, convertida por los enemigos de Dios y de España en almacén y en cárcel de derechas. Muchos de estos prisioneros fueron fusilados por los rojos, y a los restantes les obligaron a seguirles en su huida ante el empuje formidable de nuestro Ejército. Cada uno de los supervivientes tiene para contar su larga historia de sufrimientos.  

 No dudamos de las fuentes orales que citan que en 1939 llegaron a Caspe cartas de la Hermandad de Cautivos por España, dentro de la creación del Estado Franquista sobre la legitimación de una Cruzada contra los «enemigos de la Religión»; no dudamos de que se instara a los ex-cautivos de Caspe a que se agruparan en delegaciones locales y/o comarcales de dicha Hermandad. Pero es obvio que ni procesionaron en 1939 ni se constituyeron como tal hasta 1941.

En 1939 ya existía la Hermandad de Cautivos por España.

En 1939 ya existía la Hermandad de Cautivos por España.

La Crónica, una vez más, nos saca de dudas:

6 de abril de 1941. Domingo de Ramos. Nuestros terciarios, siguiendo la tradición reanudada el año anterior, practican el Sto Viacrucis recorriendo las calles principales de la ciudad. Abre la marcha la cruz conventual con ciriales; la siguen dos filas interminables de hombres; al final, un crucifijo bastante grande descubierto, llevado por los excautivos de los rojos al igual que los 4 faroles que lo alumbran; le siguen 2 largas filas de excautivos con velas.

Demostrada la tesis planteada al principio, según la cual el Cristo de los ex-cautivos no se «estrenó» en 1939 sino en 1941, restaría por saber el vínculo, si lo hay, entre dicho Cristo y el paso de La Virgen de la Piedad. ¿Hablamos de los mismos ex-cautivos? ¿Quiénes eran los «gatos»?

Si el lector ha tenido la paciencia de leerme hasta aquí, seguro que podrá esperar hasta mañana para despejar estas incógnitas.

Patientia prima virtus est.

AGG

(Nota: la negrita es nuestra)

Posted in Caspolineando, Colaboraciones, Cultura, Gustosa recomendación, La Imagen del día, Patrimonio

Los comentarios están cerrados.