DERECHO A DECIDIR… ¿DE QUIÉN?

El pasado mes de Diciembre se cumplió el cincuenta aniversario del cierre de las compuertas del embalse de Mequinenza…

Las aguas del Ebro comenzaron, lenta pero inexorablemente, a inundar pueblos, huertas, torres, recuerdos….

Durante los meses anteriores pude ver desde la torre donde vivía, y vivo, el triste desfile de los carros en los que los vecinos de La Herradura, Ceitón, Cabo de Vaca…, expulsados de sus torres y campos, transportaban sus humildes enseres hacia un futuro incierto.

Camas, sillas, mesas, armarios…alguna fotografía de la boda perfectamente protegida con sacos…un par de cabras u ovejas…un triste desfilar dejando atrás los recuerdos de toda una vida.

Posiblemente, mas tarde o más temprano, hubieran tenido que hacer ese mismo recorrido…pero decidido por ellos….cuando ellos hubieran querido.

Nos decían que todo aquello era para el progreso…pero no nos decían para quién era el progreso…aunque teníamos claro que para nosotros alguien había decidido que nos tocaba el sacrificio…

Pronto supimos para quien era el progreso…quien se beneficiaba de nuestro sacrificio.: Cataluña.

Lo supimos cuando caspolinos y caspolinas comenzaron a marchar hacia la industrial Cataluña. Pronto tuvimos amigos en Barcelona, Gavá, Casteldefells, Sabadell, Manresa,…

Cataluña se desarrollaba gracias a la energía que le proporcionaba el sacrificio del Bajo Aragón. De Caspe, Chiprana, Fayón, Mequinenza…y ese desarrollo le exigía más mano de obra. El capitalismo siempre obra así. Y se la llevaba de aquí… de aquellos a los que previamente habían dejado sin futuro.

Y nunca se nos compensó por aquello…

Cuando aquel mes de Diciembre las aguas comenzaron a subir Ebro arriba a mí ya me habían “robado” mi río. El río que me había acompañado discurriendo, pausado o caudaloso según la época del año, por delante de mi torre.

Aquel río que con sus olores me anunciaba la llegada de la primavera…que me ofreció sus aguas para mis primeros baños…

Aquellas “lameras” en las que me refugiaba del calor del verano para mis primeras lecturas de Julio Verne, Salgari, Defoe, Switf,…aquellos chopos en los que había grabado las iniciales de los primeros amores que, ingenuo de mi, siempre creí que eran definitivos…

Todo eso ya me lo habían robado…hacía tiempo que ya no bajaba agua y la suciedad comenzaba a acumularse…

En todo esto pensaba yo ayer mientras contemplaba por Televisión el espectáculo, triste espectáculo de “trilleros”, de la investidura del nuevo Presidente de la Generalitat.

Y pensaba también en aquellos amigos míos que marcharon con sus padres, con el “hato” de ropas y las maletas de madera atada con dos correas en el viejo ligero, que después de contribuir al desarrollo de Cataluña pueden ser considerados, ellos y sus descendientes, invasores…

Y cuando oía hablar del Derecho a decidir su futuro me preguntaba:

¿Nos preguntaron a nosotros qué queríamos hacer con nuestro futuro?

¿Me preguntaron a mí si me parecía bien que me quitaran mi río? ¿O si prefería que siguiera discurriendo por donde lo había hecho toda la vida y que yo, mis hijos, mis nietas pudiéramos seguir escuchándole al Guadalope, mi río, como escribiera Gerardo Diego del Duero, “cantar siempre el mismo verso pero con distinta agua.?”

No, no nos lo preguntaron….no, no me lo preguntaron. Entonces ¿Por qué he de reconocerles, hemos de reconocerles, ahora ese derecho?

Por eso ayer, cuando el Sr. Puigdemont finalizó su discurso con aquello de “ Viva Cataluña Libre” yo, que lo de las coronas Aragonesacatalana o Catalanoaragonesa me importan un pito, pensé en aquellas gentes abandonando sus huertas, sus torres, sus recuerdos…y aquellas que luego abandonaron su pueblo, sus familias, sus amigos….y solo me vino a la boca aquello que dijo Labordeta en el Congreso:

¡A la mierda………todos!

Salud

Joaquín Cirac García

11 de enero de 2016

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