La placa giratoria: ¿crisol de civilizaciones?

Recientes estudios realizados por nuestra Asociación en el foso en el cual está ubicado el puente giratorio, en los aledaños de la estación de ferrocarril, han abierto nuevas hipótesis sobre la fundación de Caspe. Hasta la fecha, se tenía a Túbal por padre de todos los caspolinos. Al parecer, el tió Túbal, que era hijo de Jafet, nieto de Noé y cuñao de Poncio Piflato, se entretuvo, allá por el siglo VII a. C., fundando pueblos y villas a capazos, siguiendo la ribera del Ebro. Vamos, que era un crack.

El descubrimiento de cerámica minoica en el foso de la placa giratoria nos lleva a pensar que, bastante antes de que el c

élebre Túbal estuviera dando murga por estos lares, en Caspe ya había gente. Otra cosa es que hubiera talento. Pero gente, sí. ¿Qué hacían unos cretinos (habitantes de la isla de Creta) en Quasb, o como se llamara nuestro pueblo hace 2700 años, es algo que, hasta hoy, se nos escapaba. Y decimos hasta hoy porque precisamente en la madrugada de este miércoles a jueves hemos localizado en dicho foso esta pieza que muchos reconocerán sin dudarlo.

Para los aules y milorchos que no lo han reconocido: es el «condensador de fluzo», el aparato que hace posible los viajes en el tiempo. Todo apunta a que el foso de la placa giratoria de la estación de Caspe se trataría, en realidad, de una de las puertas del Ministerio del Tiempo, por las cuales se han colado, a lo largo de la historia, sucesivas personas y culturas que han hecho de Caspe este pueblo tan entrañable y pintoresco, a orillas del Guadalope milenario y… ojo!, del Ferrocarril. Tenemos la prueba irrefutable de ello. Al loro, cantimploro:

Sí. Lo habéis adivinado. Es la estación de Caspe, justo pasar la boquera del sulfuro y camino el Caralsol. La foto demuestra de modo público y notorio que durante siglos y siglos se ha «trachinado» una barbaridá en este pueblo.

Pero ojo, que tenemos más pruebas que refutan esta teoría. Fijaos en esta imagen:

Reloj, no marques las horas

¿Impactante, verdad? La foto es del 11 de abril de 2005. La versión oficial es que un golpe de viento huracanado habría metido para dentro el reloj de la Colegiata.

Estábamos engañados. Fijáos dónde estaba el peluco:

Doc y Marti, expoliando

Pues sí, amigos. No fue el viento. Fueron Emmet Brown y Marty Mcfly quienes se llevaron el reloj, quién sabe con qué aviesas  intenciones.

La prueba definitiva la hemos hallado hoy en el domicilio de un destacado dirigente de nuestra Asociación: un Delorean! No vuela, damos fe de ello porque lo hemos tirado por la ventana. Pero es significativo el hallazgo

Queda abierto el tiempo de las elucubraciones y paranoias. Nosotros hemos puesto las pruebas sobre el tapete. Y, ahi va la conclusión, es posible que el Ayuntamiento no haya aprobado la catalogación de la placa giratoria como Monumento Local porque se esté buscando otro tipo de protección Galáctica, en plan agujero negro (con todo lo que ello acarrea de mantenimiento)

Dicho queda

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