León Arsenal: «Detrás del nacionalismo hay un componente carlista»

Entrevistamos hoy a León Arsenal (Madrid, 1960), que este sábado estará con nosotros participando en unas jornadas de trabajo narrativo y divulgación, gracias al patrocinio de la consejería de Cultura de la Comarca Bajo Aragón-Caspe/ Baix Aragó-Casp. Hombre ilustrado, León parece un hombre del Renacimiento. Escribe, interactúa en redes sociales (con un punto de vehemencia y socarronería madrileña), narra la actualidad y diserta sobre lo divino y lo humano. Incluso hizo sus pinitos en política. Viene a Caspe para hablarnos de los españoles y de su insana costumbre de matarnos periódicamente, que se remonta quizá a Adán y Eva pero que, por eso de concretar, brota a raíz de la primera guerra carlista. De aquellos barros, estos lodos. 

Hola, León. Encantados de saludarte y con muchas ganas ya de tenerte en Caspe. ¿Cuáles son tus objetivos para esta jornada de trabajo y divulgación que vas a desarrollar en nuestra Ciudad?

Buenas tardes. Pues, al ser una doble jornada (taller y conferencia) las metas son diversas y complementarias. Por un lado aportar a los asistentes del taller herramientas y recursos. Por el otro, más que instruir al público lograr abrirles el apetito sobre esa parte crucial de nuestra historia sobre la que, por algún motivo, ha caído un manto de casi olvido. Y todo ello desde una perspectiva lúdica. Es decir, que los asistentes a taller y/o conferencia se lo pasen bien. Debemos hacer atractiva la cultura para la gente o esta se alejará de la misma.

– Vamos por partes. El sábado (10:30-12:30, Biblioteca Municipal) llevarás a cabo un taller de escritura. ¿Qué contenidos vas a presentar?

Lo que el sábado ofrecemos es un microtaller en el que abordaremos algunos de los puntos clave en la narrativa histórica, como son las ideas y la creación de personajes. Mucha novela histórica falla en esto, al crear personajes que no son más que parte del atrezzo para novela. Añadamos que, en los talleres de escritura y narrativa es tan importante lo que se da en recursos a los asistentes como lo que no se debe perder. Porque muchos talleres «machacan» el estilo propio de los asistentes. Estos elevan su nivel de escritura al precio de acabar escribiendo como el que imparte el taller. Eso no podemos permitírnoslo.

– ¿Cuáles deben ser, a tu juicio, las principales habilidades de un escritor de novela histórica?

De entrada las de todo escritor. Novela es nombre e Histórica apellido, y no es aceptable que algunos se excusen por el motivo de escribir histórica de plantear personajes planos, escenas ridículas, tramas flojas. A todo lo que un escritor debe tener, el de novela histórica tiene además que ser capaz de documentarse y de abordar con éxito las peculiaridades de este tipo de novela… que es lo que abordaremos en el taller. 

– En Aragón tenemos algunos buenos exponentes del gremio, desde el recientemente galardonado Javier Serra hasta el profesor José Luis Corral. ¿Conoces su obra?

Conozco la obra de algunos, por supuesto. A Corral, por ejemplo, le cabe el mérito de haber sido punta de lanza, estar en el ariete que rompió con el prejuicio de los editores, que solo publicaban a autores extranjeros de género.

– ¿Cómo ves en la actualidad el género? ¿No crees que, tal vez, esté algo saturado?

La novela histórica en la actualidad es una de las más exitosas comercialmente. Como siempre, hay saturación solo en el sentido de que hay editoriales que luchan por un sitio en la mesa de novedades a fuerza de sacar títulos y más títulos que parecen no tener otro objetivo que desplazar a los de la competencia. Y eso implica publicar material mediocre, lo que lleva a cierto hastío y desconfianza por parte de los lectores. Pero en sí, el género sigue pujante y explorando cada vez nuevas vías.

– Por la tarde noche (20 h. Castillo del Compromiso) disertarás sobre la I Guerra Carlista, a la que consideras el punto de partida del guerracivilismo español. ¿En qué te basas?

No es que esa forma de ver nuestra historia contemporánea la haya inventado yo. Pero sí la comparto. Es con la I Guerra Carlista cuando en España chocan de manera brutal los partidarios de la Ilustración a nivel político y mental con los defensores del Viejo Régimen. Y a partir de ahí la nación ha sido incapaz de llegar a un compromiso entre distintas concepciones de la sociedad, enfermedad que de forma periódica ha eruptado en forma de guerras civiles. Es un tema largo. Si se pudiera despachar con pocas líneas, no merecería una conferencia.

– ¿Crees que es extrapolable dicho conflicto (carlistas & liberales) a la actual -y triste- situación política que estamos viviendo en España, y más concretamente en Cataluña? A mí se me antoja que detrás de todo este nacionalismo hay un marcado componente carlista, con las connotaciones que acarrea.

Es un hecho. Se puede establecer una filiación, una serie, en la cual los partidarios de determinados bandos enfrentados se mudaban, fusionaban o transformaban con nuevos bandos que iban surgiendo con el paso del tiempo y las transformaciones históricas. Los ultraabsolutistas se convirtieron en carlistas tras el fracaso de la Rebelión de los Agraviados. Muchos carlistas, tras la derrota en la III Guerra Carlista, se convirtieron en nacionalistas en las últimas décadas del siglo XIX… ya hablaremos de ello con más largueza en la conferencia.

– Vienes también para presentarnos dos de tus novelas, muy distintas, separadas, su trama, en coordenadas espacio temporales muy alejadas. La Boca del Nilo transcurre en las primeras décadas de nuestra era y versa sobre una expedición que el emperador Nerón envió al corazón de África. Egipto y Roma son lugares habituales en tu obra. ¿Qué te lleva a crear en base a esa civilización tan lejana pero tan esencial? ¿De qué fuentes bebes para conseguir un relato riguroso, dentro de la ficción?

Roma es el origen último de las naciones europeas (y norteafricanas y en parte también de algunas del Oriente Próximo). El interés está ahí porque, folckores aparte, esas son las raíces de lo que somos cultural e históricamente.

Respecto al libro, te contaré un secreto. La fórmula para escribir una buena novela histórica de aventuras es encontrar algo de lo que no haya exceso de datos. Así te puedes ceñir a lo que se sabe pero, en lo que no se sabe, puedes hacer volar la imaginación. Respecto a la expedición a Meroe y las fuentes del Nilo en tiempos de Nerón hay informaciones de Séneca y Plinio el Viejo, pero también lagunas. Y es con esas lagunas con las que he jugado.

– Bandera negra, en cambio, es una historia ambientada en España en 1837, dentro de las primeras guerras carlistas. Una historia, curiosamente, de piratas y contrabandistas marítimos. ¿Qué te llama la atención de esta época?

En este caso fue justo ese episodio desconocido hasta por los descendientes de los que lo protagonizaron y que debían estar con justicia orgullosos. Hasta en las costas de Castellón ignoran que, cuando los piratas carlistas empezaron a atacar en la I Guerra los buques que llevaban provisión desde Valencia a Barcelona, los de la Milicia Nacional de poblaciones costeras de Castellón comenzaron a combatirlos. Por ejemplo, los milicianos de Vinaroz llegaron a armar dos faluchos para atacar a las barcas de los carlistas.

La guerra pirata de hecho se extendió al Ebro. Los buques remontaban el Delta hasta Tortosa escoltados y la posesión de barcas fue fundamental a la hora de mover tropas de una ribera a otra por todo Tarragona y parte de Aragón.

Y todo eso se ha olvidado, pese a ser aventuras fabulosas, como suele ocurrir con demasiado frecuencia en España.

– Cierto es que no soy muy aficionado a la novela histórica, máxime a la que transcurre en el siglo XIX, pero no recuerdo, salvo Galdós, muchos títulos de referencia respecto a esta época. ¿Puede ser que la relevancia, por lo trágico y por lo cercano, de la última guerra civil haya relegado a un muy segundo plano estas tres otras guerras, las carlistas, igualmente intensas y sangrantes para el país?

Creo más bien que no se hablaba de ello. Había muchos carlistas en España, los hubo hasta los sucesos de Montejurra en 1976. Estamos hablando de una facción política que desencadenó tres guerras en España y participó en una cuarta, la del 36, porque tenía todo un brazo armado que eran los requetés. Los carlistas son ahora historia o casi, pero hasta hace tanto no, y era complicado hablar de unos tipos que te podían pegar cuatro tiros.

– Siempre he recelado, quizá de modo aventurado, de quienes son muy prolíficos a la hora de escribir, sea ficción o ensayo. Hablo, por ejemplo, de César Vidal. Hace muchos años que le perdí la pista, pero allá por el 2003 iba a libro por año, de temáticas enormemente dispares. ¿Se puede conseguir una obra completa, rigurosa y bien documentada empleando tan poco espacio de tiempo?

Cada maestrillo tiene su librillo. Hay veces que, cuando te embarcas en la escritura de una novela, la idea lleva rondándote años y has estado acumulando material. Por eso, desde fuera, evaluar el tiempo que un autor ha empleado en una obra es arriesgado. Aparte de que cada uno lleva su ritmo.

 -¿Qué consejo das a quienes desean iniciarse en este mundo?

Leer, formarse como escritor. Y aprender algunos de los entresijos del mundo editorial. Una cosa es escribir por gusto y otra aspirar a ser escritor profesional. En tal caso, estamos hablando de un negocio que es el editorial y por tanto es bueno tratar de entender un poco las reglas que le mueven.

– El sábado visitarás un emblema no sólo de Caspe sino también de la Baja Edad Media: el Castillo donde se celebraros las reuniones previas al célebre fallo de 1412, conocido como el Compromiso de Caspe. Una fortaleza, por cierto, enormemente machacada por las guerras carlistas, especialmente por la tercera. ¿Vas a ilustrarnos con alguna alusión al Bajo Aragón?

Estando en el Bajo Aragón es obligado, dado que por toda esa zona la I Guerra tuvo características propias y en el Maestrazgo se vivió con enorme ferocidad. Pero, más allá del anecdotario militar, todo eso fue buen escaparate del choque ideológico y las circunstancias que desencadenaron esa guerra interminable que llevamos librando los españoles entre nosotros desde hace 200 años.

Modesto

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