La cueva de las Güixas en Villanúa

Adentrarnos en el interior de la tierra siempre supone un viaje a lo misterioso y lo ancestral. Y si este camino se realiza en el Pirineo aragonés mucho más. La cueva de las Güixas, en Villanúa (Huesca), supone entrar en las entrañas del macizo de la Collarada para disfrutar con los sonidos del agua, descubrir a los actuales moradores de la misma, los murciélagos, e imaginar fantásticas historias de brujas y hombres de Cromañón. Se trata de la única cueva visitable de las más de treinta cavidades y abrigos que encontramos en el municipio y una de las más bonitas de todo el Pirineo aragonés.

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Es un paseo lleno de historia y de historias para toda la familia, perfectamente señalizado y sencillo para recorrer con niños. El precio oscila entre los 8,50€ de los adultos y los 6,50 de niños (entre 6 y 14 años) y jubilados. Los menores de 6 entran gratis. En el siguiente vídeo puedes contemplar una pequeña presentación de lo que te espera tras la puerta de entrada:

https://www.youtube.com/watch?v=6p3VQ_VkjEo

El visitante será recibido en el Centro de Interpretación “Subterránea” que introduce en el conocimiento de las cavidades kársticas y prosigue con una visita a la cavidad, que cuenta con una profundidad de casi dos kilómetros y tres niveles. En el interior destaca, entre otras cosas, el yacimiento arqueológico que se conserva, una secuencia desde la Prehistoria hasta el mundo tardorromano y el paisaje marcado por el goteo y la filtración del agua que produce evocadores sonidos y formas imposibles.

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Interior de la cueva de las Güixas. Fuente: http://www.turismovillanua.net

Brujas, megalitos y murciélagos.

Parece que el origen de la cavidad está en la última glaciación, tras ella tuvo lugar una etapa de deshielo donde circularon grandes masas de agua que comenzaron a formar estas grutas y que, poco a poco, configuraron este espectacular escenario subterráneo. Aunque el nombre se lo dan sus moradoras más famosas, las brujas o bruxas que eligieron el lugar para celebrar sus conventículos o aquelarres. Concretamente, elegían una de sus salas, la conocida en la actualidad como sala Chimenea. La luz entra por una cavidad del techo, pudiendo ver las estrellas, la luna y los astros. Un lugar perfecto para, en los días de luna llena, realizar sus celebraciones mágicas y ritos hechiceros. Como se explica en la guía del Aragón mítico-legendario coordinada por Ángel Gari, en nuestras comunidad hay más de 100 lugares donde la tradición situaba estas reuniones de brujas.

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Interior de la cueva de las Güixas. Fuente: http://www.patrimonioculturaldearagon.es

Una de las brujas más famosas de la que se tiene constancia escrita es Guirandana de Lay, acusada en 1641 de hechicera y envenenadora y que fue quemada en la hoguera en Jaca. Entre los argumentos, según José Antonio Fernández Otal, se le acusó de dar veneno a los vecinos que quedaban “baldados y medio locos”, evitar que éstos miraran al Santísimo Sacramento cuando era alzado en las celebraciones religiosas o tener relación con el buc o buco (cabrón en aragonés), representación del diablo. En 1498, también había sido ajusticiada en Zaragoza por el tribunal de la Inquisición otra mujer en relación con la brujería,  Narbona Dacal, vecina de Cenabarre, acusada por los vecinos de Villanúa de bruja. Pero no fueron las únicas, durante el siglo XVI se tiene constancia de procesos por brujería y hechicería contra Juana Sánchez (1575), Juana La Cura (1590) o Montserrat Mayayo (1590).

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Interior de la cueva de las Güixas. Fuente: http://www.turismovillanua.net

La tradición y la magia continúan en el entorno de la cueva. A lo largo de la historia muchos son los que han buscado cobijo entre sus piedras. Entre los más antiguos, los primeros humanos habitantes de nuestras montañas, como constata el Dolmen de las Güixas situado muy cerca de la cueva. Se trata de un monumento megalítico de época Neo-Eneolítica del que se conserva la cámara funeraria completa, monolitos laterales y cubierta, mientras que el túmulo que la recubría está incompleto.

Dolmen de las Güixas, Villanúa- Archivo del Gobierno de Aragón

Dolmen de las Güixas. Fuente: http://www.patrimonioculturaldearagon.es

Pero actualmente los únicos huéspedes de la cueva son unos animales especialmente adaptados a la vida en el interior y a la oscuridad: los murciélagos. Estos mamíferos voladores son los que han motivado la inclusión de la cueva de las Güixas dentro de la declaración de Lugar de Interés Comunitario (LIC) dentro de la Red Natura 2000 europea.

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Interior de la cueva de las Güixas. Fuente: http://www.turismovillanua.ne

Preparando la visita

Las visitas a la cueva son siempre guiadas por personal experto y sus horarios varían en función de la temporada, por lo que es recomendable llamar para confirmar disponibilidad y reservar. El teléfono es el 974 378 465. Las visitas comienzan siempre en el Centro de Interpretación y tienen una duración de, más o menos, una hora y cuarto. Es importante no olvidar el calzado cómodo y la ropa de abrigo, pues la temperatura del interior puede variar bastante con el exterior.

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Entrada a las cueva de la Güixas. Fuente: http://www.patrimonioculturaldearagon.es

La visita se inicia en el Centro de Interpetreación “Subterranea”, ubicado junto a la cueva, a un kilómetro de Villanúa, y donde podremos disfrutar de una colorida introducción a la historia del monumento cárstico y descubrir algunos de sus secretos. El edificio fue inaugurado en 2009 y podemos contemplar una muestra de la historia del municipio de Villanúa y de su entorno natural y cultural, donde el macizo de la Collarada actúa como auténtico protagonista. El centro de interpretación alberga una pequeña zona de exposiciones temporales, la oficina de turismo y un salón polivalente en el que a menudo se celebran conferencias, proyecciones y otros actos.

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Interior de la cueva. Fuente: http://www.patrimonioculturaldearagon.es

La Cueva de las Güixas se abrió definitivamente en 1996, siendo uno de los reclamos turísticos más importantes del lugar. Antes, se abrió al público el 16 de septiembre de 1.929, pero la Guerra Civil española, supuso el primer cierre. En 1945 se reanudaron las visitas sin luz hasta que en el año 1984 se cerraron por segunda vez para evitar accidentes. Desde su reapertura en 1996, cuenta con más de 20.000 visitantes al año. ¿Entramos?

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