Íban dos por tres calles…

Suena a chiste. Vale. Pero no hace gracia. Aunque no negaremos que tiene su punto de guasa.

Resulta que hace pocos días nos felicitábamos, en nuestra fanpage, de que DPZ haya concedido una subvención para las fiestas del Compromiso, dentro de un «Plan de apoyo a las recreaciones histórico–turísticas» en nuestra provincia. Hasta aquí, genial.

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El tema es que, viendo el calendario de recreaciones en la provincia, advertimos que la Conmemoración del Compromiso, que se celebra siempre el finde más próximo al 28 de junio -no por capricho, sino por ser ese el día en que fray Vicente Ferrer proclamó en Caspe al nuevo rey- se solapa con otras tres, entre ellas con las de Calatayud y Ejea de los Caballeros, dos ciudades que nos doblan en habitantes y puede que nos cuatripliquen en servicios. Las interrogantes que se son plantean son obvias: siendo que el año tiene 52 semanas, ¿tienen que coincidir precisamente el mismo día? ¿no se podía sugerir que al resto de ciudades que trasladaran su festividad? ¿Si un caspolino quiere asistir a las alfonsadas de Calatayud tiene que perderse las de su pueblo? ¿Si un ejeano, casado con una caspolina (que los hay), quiere vivir el fenomenal ambiente de Caspe ese fin de semana, debe renunciar a disfrutar de las de su localidad? Y si un catalán (pongamos), o un zaragozano, sin ir más lejos, amante del recreacionismo medieval (que los hay y a cientos), desea disfrutar de las alfonsadas y del Compromiso… cómo lo hace, yendo cada año a un sitio? Curiosa manera ésta de fomentar el turismo, concediendo subvenciones a actividades que, en la misma provincia, se solapan.

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Y esto es Aragón, señores. Pocos y escampaos.

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