De cuando al Nazareno quisieron ponerle ruedas (y, por suerte, no lo lograron)

La Semana Santa siempre ha tenido varios hitos de relevancia. Uno de ellos, sin duda, es el Nazareno. La forma de llevarlo, a hombros y con un baile amplio sus portadores, ha causado, causa y esperemos que siga causando por muchos años, una gran impresión incluso al más cerril de los iconoclastas. Es, como decimos, ahora que por fin la Semana Santa de Caspe empieza a tener al relevancia que la población merece, uno de los grandes activos. Conmueve.

VIernes Santo. El Nazareno culminando su recorrido. Al fondo, el Sagrado Corazón  (Autor: César Larrosa)

VIernes Santo. El Nazareno culminando su recorrido. Al fondo, el Sagrado Corazón (Autor: César Larrosa)

Pero lo que poca gente sabe es que el Nazareno estuvo a punto de llevarse con ruedas al menos una vez. Es más, inclusos e aprobó en Junta. Y todo por «culpa» del sacerdote de turno, en este caso D. Jesús Ramos, que al parecer debió recoger el sentir de algunos cofrades, a quienes por su edad o por otros motivos que desconocemos, les parecía oportuno ponerle ruedas a la bella imagen del Nazareno y librarse de su pesada carga. Leemos lo siguiente en el acta de la Junta Ordinaria del 6 de marzo de 1970:

«Seguidamente el Sr. Cura da cuenta de haber conseguido para nuestra Cofradía un bastidor de ruedas para su acoplamiento a nuestro paso; procedentes de una de las cofradías de Barcelona/ Un año más se habló de la colocación de ruedas en el «Paso», que puesto a votación, ésta fue favorable por todos los asistentes, pero siendo que en la convocatoria no se hizo constar la puesta a votación de este asunto y los comentarios desfavorables oídos posteriormente, se deja para la próxima Junta, haciendo mención especial sobre ésto en la citación que al efecto se cursará a todos los cofrades y entonces sea cual sea la asistencia se tendrá en cuenta de manera definitiva la instalación o no de las ruedas, según el número de votos favorable so desfavorables».

El revuelo tuvo que ser de órdago. La banda de cornetas y tambores, nos cuenta Armando Relancio, amenazó con no salir si se le ponían ruedas al Santo. Otros, como Felipe Vicente, se presentaron en la siguiente Junta poniendo sobre la mesa su renuncia absoluta a pertenecer a la cofradía si semejante barbaridad, las ruedas a una imagen que en movimiento. Pascual Galindo recordaba, también, que aquello fue un revulsivo y se apuntaron varios jóvenes de portadores, de modo que si alguien tenía dudas sobre la continuidad de sacarlo a hombros, se le disiparon.

Y nosotros, los que amamos la Semana Santa de Caspe y reconocemos en el Nazareno uno de sus mayores atractivos, celebramos cada año aquel golpe de timón que hizo posible que, por fortuna, sigamos disfrutando y estremeciéndonos con la imagen de Jesús con la cruz a cuestas, portada a hombros por sus cofrades. Y que nunca nos cansemos de verla.

AGG

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