No era caspolino de nacimiento, pero amó a CASPE como se aman las cosas importantes de la vida. Le debemos bastantes cosas. Fue decisivo, como concejal en los últimos años del franquismo, en la reforestación del cabezo de Monteagudo. Fue un Nazareno entusiasta y ejemplar, confidente y apoyo de muchos penitentes que salían a cumplir promesas o expiar pecados. Pero si hablamos de Patrimonio, a Pascual Galindo le debemos posiblemente poder disfrutar de la ermita del Santo Cristo del Fondón (también conocida como la de la Horta).
De modo que como nos gusta ser agradecidos con aquellos que se lo merecen, MUCHAS GRACIAS.
AACC
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