Hace ya unos años, en el tramo final de la legislatura de 2007-2011, despertamos un día con la agradable noticia de que se estaba trabajando en un proyecto para devolver un caudal mínimo al antiguo cauce del río Guadalope. Transcurrido medio siglo de aquella maniobra excepcional –por lo poco común- y medioambientalmente muy discutible –por lo que nos dejó- que supuso el desvío del río por la Azud de los Moros, para, la noticia de que Caspe podía recuperar su viejo río fue acogida con enorme ilusión en toda la ciudad. Sabemos que se redactó el proyecto (de hecho, el por aquel entonces concejal de Medio Ambiente, Bienvenido Callao, nos lo explicó en La Bailía).
De aquella ilusión, de aquel aldabonazo de moral para recuperar una porción de esa memoria inundada por el Ebro, nada más se supo.
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