Con Endesa hemos topado

Nos hemos enterado hoy de que la mega eléctrica española ENDESA, que sólo en los nueve primeros meses de 2014 obtuvo la nada desdeñable cifra de 1.219 millones de euros de beneficios, no se opone en absoluto a que se soterre el cableado de la Ermita de San Indalecio, en el barrio de La Muela, pero pide al Ayuntamiento de Caspe que se rasque el bolsillo y suelte 2 mil euros. Así, como quien se toma un café.

San Indalecio, hoy.

San Indalecio

Quizá sea lo que corresponda, según la normativa X, la tasa Y o el artículo Z de su estrategia empresarial. Vale. Aquí nadie trabaja gratis. Nos hacemos cargo. Pero es lamentable, por usar un calificativo generoso, que después del sacrificio que para Caspe supuso el macroembalse de Mequinenza, con la anegación de 4 mil has de su mejor huerta, amén de yacimientos arqueológicos y mineros, cabañeras, monumentos históricos, centenares de viviendas dispersas (incluyendo barrios fecundos como La Herradura o Cau Vaca); que después del expolio del Guadalope -que bañaba las faldas de nuestro pueblo desde tiempos de Tubal o más- desviado «en aras del beneficio patrio» y quedando un infecto tramo que todavía nos conduce a su antigua desembocadura en el Ebro; que después del exilio forzoso de centenares de caspolinos (por no hablar de los vecinos de Mequinenza o Fayón) y el consiguiente desarraigo que ello provoca; que después de medio siglo generando ingentes cantidades de electricidad y, por tanto, de dinero, de riqueza, a muchísimos puntos del levante español, aún a costa de lo que supone, o hasta la fecha ha supuesto, convivir con un monstruo de 7540 has de lámina -no estable- de agua y una anchura media de 600 metros, sin arbitrio ni regulación ninguna más allá de la «ley de la selva»; es, como digo, lamentable y vergonzoso, que esta gente nos quiera clavar con 2 mil indecentes euros por intentar poner un poco más curioso un bien que ya se recoge en el catálogo monumental de 1981. Al final, lo de menos son los 2 mil euros. Lo de más es el trato vejatorio que Caspe ha sufrido históricamente en este sentido. Pocos pueblo en los que se genera tanta electricidad han estado siempre tan mal iluminados.

Santuario de la Magdalena, aislado y condenado

Santuario de la Magdalena, aislado y condenado

Es lamentable y es vergonzoso que desde las distintas corporaciones municipales no se haya sabido, podido o querido defender a Caspe de un expolio a todas luces excesivo. Si triste fue la pleitesía que la jerarquía local de entonces mostró hacia el macroproyecto franquista, llevando incluso al ostracismo público a gente que, como Sebastián Cirac Estopañán o José Garrido -poco sospechosos ambos de desafección al régimen; igual de deplorable es la falta de rasmia que históricamente se ha tenido para exigir a quien proceda no un trato de favor, no, sino un poco de justicia y un mucho de respeto. Por ejemplo, y sin ir más lejos, ¿cuándo se va a dignar Endesa a pasar los cables por los tubos que dejaron en la calle Mayor, hace ya un par de años?

Ignoro la decisión que tomará el Ayuntamiento a este respecto: si claudicará y pagará esos 2 mil euros a Endesa o si, por contra, lo dejará estar, aún a costa de que la ermita del principal patrón de Caspe siga luciendo de esa guisa. Lo ignoro totalmente. Cualquiera de las dos resulta, desde mi punto de vista, igual de válida. Pero justo es que empecemos a decir estas cosas, para que al menos el ciudadano se sabedor de con quién se juega los cuartos.

Alfredo Grañena Gavin 

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