Lleva siglos ahí, en el corazón histórico y religioso de Caspe, pero pocos saben realmente que ese tramo de calle, conocido popularmente como La revuelta, se llama realmente Cantón de Gayán, en honor a un ilustre coronel del ejército español que hace algo más de 200 años llegó a nuestro pueblo, por entonces bajo dominio francés, al mando de 2.500 infantes y 200 caballos. Imagínense el cuadro.
Los galos, apenas 150 efectivos, estaban atrincherado en el Castillo del Compromiso. Y el bueno de Gayán, como buen aragonés, cansadico de decirles que salieran y se entregaran, obteniendo la negativa por respuesta, decidió entrar, al estilo cascala, haciendo dos minas. Una hacia los actuales jardines de la Tumba de Miralpeix, hacia el convento sanjuanista (totalmente desaparecidos, mina y convento) y otra desde la revuelta, un magnífico pasadizo tallado en piedra, posiblemente inacabado, que nuestros abuelos y bisabuelos llamaban «la cueva del dragón» (por la propiedad del terreno).
El caso es que los franceses, viendo que Don Ramón -que así se llamaba el mencionado militar- no iba de farol, pusieron pies en polvorosa rumbo a Mequinenza, por los Rimeres. La entrada de la mina, como sabrá todo hijo de vecino, sigue ahí, esperando a que alguien se decida a hincarle el diente y convertir en atractivo turístico los pasadizos que trufan el subsuelo caspolino.
Mientras ese momento llega, no estaría mal colocar una placa que recuerde a todo el mundo el nombre de aquel maño que se propuso echar a los franceses… y lo consiguió (aunque se llevó por delante medio castillo).
¿Que como quedó el castillo? Esa es otra historia. ¿Que cómo hemos sacado una foto a un espacio que está tabicado? Pasa palabra.
AACCC
Más información acerca de Ramón Gayán, en google. Aunque recomendamos el artículo que en su día publicó la web bajoaragonesa El Agitador
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