Una solución a los Arcos del Toril

Hace unos meses, puede que más de 12 y menos de 24, denunciábamos en este medio el mal aspecto, por chapucero y descuidado, que presentaba este bello rincón de nuestra ciudad, popularmente llamado «el Toril» o, mejor, los Arcos del Toril. En su imprescindible Catálogo Monumental de Caspe (1981), Bressel y Marco señalan que se trata de un «espacio porticado, formado por una primera hilada de tres arcos apuntados, y por otra fila de arcos en la parte posterior de la que hoy sólo se pueden admirar algunos restos». os informan de que la Escuela Taller.

Lamentable aspecto de un rincón emblemático

Lamentable aspecto de un rincón emblemático

Chapuzas al por menor

Chapuzas al por menor

Pues bien, hoy tenemos que celebrar que muy pronto la Escuela Taller de Caspe, su módulo de albañilería, va a actuar en esta zona, dignificándola como se merece. Nos alegra y nos ilusiona, porque el Casco Antiguo merece una entrada acorde y no ese infame cableado y ese pegote de cemento que ni siquiera se tuvo el decoro de disimular.

Mientras esperamos esa actuación, nos deleitamos con el cuarto arco, cuyos restos decidieron rescatar unos valientes amigos, y fantaseamos con cómo debió ser el perímetro amurallado de nuestra villa medieval. Les invitamos a pasear por la calle Vieja, Carnicerías o Cantarranas y, quién sabe, soñar con más actuaciones gratificantes. Querer es poder. O eso dicen.

Cuarto arco, a la vista

Cuarto arco, a la vista

 

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