Castillos de Aragón: MONZÓN

Corazón de Aragón, dicen los forofos. Castillo de los que crean afición, porque impresiona ya desde lejos. Imagínese un gran recinto amurallado y abaluartado, en lo alto de un cerro, y dentro, cinco edificios independientes: La Torre de Jaime I, que sirvió de aposento al joven príncipe hasta que se fue a Zaragoza para ser rey; la Capilla, con ábside semioctogonal donde se han descubierto túneles que comunican con el pueblo y que pueden utilizar los turistas que se quedan encantados. Más túneles se están abriendo en otras dependencias; La gran sala de los caballeros, rectangular, grandiosa, de unos 30 metros. Aquí se han celebrado veladas musicales y cantidad de eventos y actos de relevancia; La torre del Homenaje con un raro aparejo de cantos rodados en espina de pez. Se está restaurando, solo falta que el carpintero encuentre madera ¡más madera!; y la otra torre, robusta y contundente.

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Todo el conjunto, medio guerrero y medio conventual porque fue de lo mejor que los templarios tuvieron en la Corona de Aragón. Es tan buen castillo que por aquí han pasado todas las guerras: la de Sucesión con el archiduque Carlos que lo machacó, la de Independencia, o la última donde hubo militares y cañones pero no lucha, aunque quedan heridas que aún no han cicatrizado del todo. También paso por aquí el Cid cuando «trabajaba» para los musulmanes y Pedro I, Ramiro II, Carlos I y Felipe II, tan cristianos ellos. Téngase en cuenta que Monzón ahora es capital de la Comarca del Cinca Medio agrupando el 65 % de su población, y con los calatravos era encomienda de 28 poblaciones y fue lugar de Cortes Generales de la Corona de Aragón que se celebraban en la románica Santa María. Después estuvieron los de San Juan y ahora está el Corazón de Jesús mirando al pueblo. El pueblo disfruta con las judías caparronas y las longanizas perfumadas. Y con los empanadones de calabaza que alguien ilustra con piñones. Muy ilustrados están en Monzón, gracias al activo Centro de Estudios CEHIMO, ya desde Mariano Pano.

Visitar el castillo de Monzón es como una fiesta. Celébrela.

Dibujo: Teodoro Pérez Bordetas
Texto: Miguel Caballú
(Publicado el 2 de diciembre de 1999)
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