La fuente de Cella, el apasionante viaje del agua

En la población de Cella, cercana a la capital turolense, podemos encontrar uno de los fenómenos hidrológicos más sorprendentes de Aragón. El agua que aflora en la fuente procede de un pozo artesiano, cuyo acuífero transporta las aguas recogidas a kilómetros de distancia. Se alimenta de las precipitaciones caídas en una superficie de 1.350 km2 entre Cella y Molina de Aragón, y entre Ojos Negros y Orihuela del Tremedal. El agua de lluvia y nieve recogida en toda esta extensión aflora en cuatro puntos: el río Gallo aguas arriba de Molina de Aragón, el río Guadalaviar aguas abajo de Albarracín, la laguna del Cañizar y la fuente de Cella. Se introduce en la tierra porosa que cubre esta zona adentrándose a varios cientos de metros de fundaria*. A pesar de las precipitaciones abundantes en la superficie, los barrancos tienen poco desarrollo debido a la rápida desaparición del agua y la vegetación de la superficie es propia de zonas más áridas. En la zona de infiltración también destacan la formación de dolinas (grandes depresiones) ya que el agua origina la disolución de las calizas, haciendo desaparecer cada año cientos de toneladas de roca disueltas por el efecto del agua.

*Fundaria: Profundidad.

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En época musulmana es posible que fueran utilizadas sus aguas ya que se sabe de la existencia de una antigua acequia que pudiera partir de la fuente. Sin embargo, históricamente se dice que el pozo fue perforado por los templarios. Pudo llevarse a cabo en el año 1177, cuando está documentado que los religiosos “hicieron algo excepcional en la población”. La primera mención documental de la fuente de Cella data de 1224.  En todo caso la fuente no es una surgencia natural sino un pozo artesiano excavado por el hombre. En el año 1686 el concejo de Cella acondicionó la fuente, momento que se considera como el descubrimiento de la fuente para algunos. En esta ocasión se ampliaron las galerías de las surgencias, así como el fondo del embudo. Con el fin de aprovechar mejor el caudal que aflora se encargaron nuevas obras llevadas a cabo entre 1729 y 1732 por el ingeniero Domingo Ferrari. Tanto éstas como las anteriores fueron costeadas íntegramente por el concejo de Cella. Se construyó alrededor del pozo artesiano un pretil de piedra de sillería en todo su perímetro de 130 metros. Tiene planta elíptica, con 35 metros de eje mayor y 25 de eje menor. Adosada en un costado, justo encima del punto donde parte la Acequia Madre que distribuye el agua que mana de la fuente, se construyó la ermita de Ferrari, una sencilla capilla de planta cuadrada. Además el joven ingeniero italiano se encargó de las obras de mejora de la Acequia Madre y la construcción de contraacequias que tuvieron como resultado el desecado de la laguna del Cañizar en Villarquemado y su posterior utilización como campos de cultivo.

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El fondo de la fuente durante mucho tiempo ha sido un enigma debido a las contadas ocasiones en las que se ha visto totalmente ixeca*. La última vez se produjo en 1995. En la parte final del pozo aparece una escalera de 18 peldaños, y a continuación un muro de más de dos metros de altura. El fondo está formado por dos fosos intercomunicados, pero separados por una piedra. Estas dos bocas dan lugar a dos galerías, una de ellas de dos metros de altura y otra de unos sesenta centímetros. Estas galerías fueron ampliadas picando la roca. Debido a su profundidad, de 11 metros y medio, y su caudal medio, de unos 3.500 litros por segundo, se trata de uno de los pozos artesianos más grandes, amplios y profundos de Europa.

*Ixeca: Seca.

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El agua que mana de la fuente se distribuye mediante varias acequias, siendo la más importante la Acequia Madre. En su recorrido sirve para el riego de campos de Cella, Villarquemado, Santa Eulalia, Torremocha, Torrelacárcel, Alba y Villafranca, y crea un cauce artificial denominado también río Cella. Sin embargo de manera errónea se ha hablado del nacimiento del río Jiloca en la fuente de Cella, cuando su verdadero nacimiento está en los Ojos de Monreal del Campo, también llamados Ojos del Jiloca. En este punto afloran unos manantiales de manera permanente que dan lugar al río Jiloca. Entre la fuente de Cella y los Ojos de Monreal discurre la Acequia Madre que no responde a la tipología de un río por su trazado rectilíneo, con taludes que evitan que el agua se derrame y que no recorre la parte más baja del valle. Se trata de una acequia creada y modificada por el hombre para abastecer de agua los campos situados en la vega. El escaso caudal que sobra del riego se incorpora al recién nacido río Jiloca en los Ojos de Monreal.

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