La historia del Castillo del Compromiso

 

El conocido como Castillo del Compromiso es realmente una fortaleza muy anterior a esa fecha, pues ya existía en el siglo X[1]. Sancho Bonal anota que sus aljimedes apuntaban orígenes morunos; Uriol también se sumaba a esta teoría. Sancho iba más allá, alegando que las galerías subterráneas del castillo parecían romanas[2].

El núcleo que formaban Castillo, Convento de San Juan y Colegiata de Santa María debió de guarecerse mediante murallas que bordearían todo el perímetro de estos edificios[3]. De esta posible construcción defensiva sólo quedan algunos restos en la fachada este del Castillo. Esta teoría no resulta descabellada si comparamos el conjunto con otros de similares características en Aragón.

El edificio, que ya es una fortaleza  muy sólida en el siglo XIII, se reconstruye ampliamente durante el siglo XIV. La gran muralla que daba al río, sostenida por los tres contrafuertes de los que aún hoy quedan vestigios, se construiría en ese periodo.[4] Cortés Borroy también es de esta opinión, afirmando que el periodo constructivo más importante se produce a mediados del XIV.[5] Corroborando estas teorías, las catas arqueológicas realizadas en 2005 aportan pruebas de diferentes momentos constructivos en el lado este del Castillo, apareciendo restos de muros bajomedievales sobre otros más antiguos. Si examinamos el grabado de Esteban, en la parte superior de los contrafuertes se observaba un espacio aterrazado, con una galería de arquillos de medio punto, típica en los palacios aragoneses[6], que acababan en el salón que fue llamado de San Vicente o del Compromiso.

La fachada oeste la ocupaba en gran parte la sala de San Vicente, compuesta por tres ventanas góticas de hueco rectangular y tracerías en forma de cruz. Junto a estas, un torreón rectangular conocido como la Torre del Homenaje, que se situaba donde hoy se alzan los juzgados. Era un torreón almenado y de planta cuadrada, según se observa en un grabado de la época, y pereció en la última guerra carlista de 1873. Junto al torreón, se aprecia en el grabado de Don Hermenegildo una puerta gótica de arco semicircular que, según Guitart [7] y Pellicer[8], pudo ser la entrada principal a la fortaleza.

Bajo la fachada oeste, entre la iglesia y el castillo se observa lo que pudo ser la plaza de armas, aunque en época medieval sería más grande que ahora.

La antesala de la sala de San Vicente se ubica junto a la zona del “torreón”, en la zona norte del castillo. Está dividida por dos arcos fajones apuntados que se apoyan en dos contrafuertes, con el fin de sostener la techumbre de madera[9]. Comunicaba con el salón mediante tres puertas muy estrechas de arco semicircular, con dovelas de tipo regional, que ahora sirven de acceso a la terraza donde antes estuvo el salón. La antesala está cubierta por un techo plano que apoya en dos arcos fajones apuntados, en la misma dirección a los que tuvo la sala. Éstos descansan en dos contrafuertes de la fachada norte, la cual posee todavía restos de una ventana germinada que está entre los dos contrafuertes Esta lado norte es una prolongación del castillo posterior a la construcción del núcleo principal[10].

 

Fachada Norte del castillo de Caspe durante las obras de restauración del año 2006

 

Se entraría al Salón del Compromiso por la puerta de arco de medio punto que hoy se conserva en el Ayuntamiento, delatando el origen de los propietarios del inmueble, ya que esta puerta presenta impostas decoradas con los escudos de la Orden del Hospital de San Juan. El también llamado Salón de San Vicente, estuvo cubierto por un techo de madera sostenido por arcos fajones que se empotraban en los cuatro contrafuertes que allí existían, y éstos resaltaban entre los tres entrepaños de muro donde se ubican las tres ventanas del grabado. Aún se aprecia una jamba izquierda en la ventana del extremo, con moldura gótica y un pequeño escudo. La sala es similar a la de otros castillos de la zona, como los de Alcañiz, Valderrobles o Mequinenza[11].

De gran interés es la narración efectuada por Mariano Uriol en el año 1878. Así describía el Salón del Compromiso:

“Lo más notable de este edificio, desde el punto de vista histórico, era su salón principal riquísimamente artesonado, llamado de San Vicente y también del Compromiso, por haberse realizado en él todos los actos oficiales, relativos a este gran suceso, que tuvieron lugar en el Castillo. A él se subía por una rampa, mas bien que escalera, de muy anchas y muy suaves gradas, accesible, por su inclinación, hasta para carruajes, y su pavimento era de peña viva natural. Estaba situado en el centro de la fachada occidental, coronada de almenas, que daba frente a la parte posterior de la Iglesia Colegial; y sus grandes ventanas, partidas en su luz o hueco en forma de cruz griega, estaban colocadas entre los salientes estribos o machones del muro, viéndose orladas de preciosas molduras y ricos medallones con escudos de armas, todo de piedra. En su interior habia una chimenea o alcobilla de lumbre, tambien de piedra, cuya boca estaba así mismo adornada de cariátides, medallones y escudos de armas.

«De sus muros, colocada sobre pelmodos de madera y sujeta con cadenillas de hierro, pendía, como precioso monumento histórico cuidadosamente conservado, la mesa de nogal con adornos tallados en madera, sobre que fueron extendidas y firmadas las actas de las sesiones del Parlamento general de Aragón, y alrededor de la cual se sentaron a deliberar los nueve Jueces que lo componían que eran los siguientes (…)[12].

 

 «Decoraban las paredes de este salón cuatro grandes lienzos pintados al óleo, guarnecidos de marcos de madera de primorosa talla, en cuyos lienzos estaban representadas personal y simbólicamente las Virtudes cardinales; y por encima de ellos corria una faja de mármol negro, en la cual, en caracteres muy antiguos tallados a realce, y muy difíciles de descifrar para quien no estuviera muy versado en paleografía, había inscripciones que se cree eran conmemorativas del Compromiso, aunque hay quien opina que eran anteriores a este suceso.”

 En otro momento del documento, Uriol nos relata un episodio del S. XVI que nos sirve de excusa para conocer o corroborar otro dato sobre el castillo «(…) en el espacioso balcón que había sobre los machones del Castillo que daban al Guadalope, desde el cual se gozaban magníficas vistas, y al que se salía por la gran sala de armas primorosamente artesonada (…)»

 

 Sobre la mesa de los compromisarios comentada antes por Uriol, Valimaña afirma que la quemaron los franceses; sin embargo, el propio Uriol asegura que fue en la primera de las carlistas, y que un sargento pudo recuperar un trozo. Otra teoría apunta que pudiera conservarse todavía en 1929, según se desprende de los textos de Cirac Estopañan[13].

Referente la Sala del Compromiso, Cirac habla de un artesón de pino del país, sin pintar aunque ennegrecido, del más puro estilo ojival revelador del siglo XIV, o quizá de principios del XV. Si sería el artesonado de la sala posterior a las sesiones del Compromiso o no, no queda claro. A continuación, habla de cómo aproximadamente en 1917 se venden a un anticuario de Barcelona una cartela y dos pedazos de vigas ricamente talladas del mismo salón artesonado. El marco y la puerta de madera que cerraba el vano de acceso a la sala de armas. Su fábrica, de pino del país. La puerta a cuarterones tallados con esmero, tiene sobre el cuarterón superior central, un escudo que lleva en su campo un tonel terminado en una corona, que parece de segundogénito de conde o vizconde, sobre la cual hay una cruz immisa. El marco y la puerta están unidos con las bisagras primitivas; y la puerta lleva una argolla exclusivamente destinada a facilitar el cierre (…)[14].

Uriol da cuenta de otros restos conservados en el siglo XIX, serían dos piedras que se conservan, y que albergará el futuro museo del Compromiso.  Dos piedras que forman los dinteles de dos puertas, de arco gótico conopial, y media pieza de otro dintel de igual arco jornada de caireles con dos escudos que llevan de relieve la cruz inmisa. El castillo contaba con un aljibe que se llenaba por saturación muy posiblemente desde el río a base de tejas o ladrillos. Poseía graneros, un trujal, bodegas para vino, una pequeña bodega de aceite y cuadras[15].

El castillo fue destruido paulatinamente tras el periodo medieval, quedando en estado ruinoso tras la última de las guerras carlistas. Ya a comienzos del siglo XIX, la presencia de caballeros sanjuanistas debía ser muy escasa o prácticamente nula. Sin embargo, el edificio seguía perteneciendo a la Orden. Manuel Máñez, vecino de Caspe, solicita que se le arriende una habitación del mismo por el plazo de un año. El precio, ciento veinte reales de vellón[16].

Hubo varios intentos de reconstrucción o dignificación de los restos, como el de construir un museo y biblioteca del Compromiso, aprobado en sesión plenaria del Ayuntamiento fechada en 1929[17]. Esta no era la primera vez que se planteó la construcción del museo, puesto que en el año 1912, con motivo del D Aniversario del Compromiso, se puso la primera piedra en el solar donde finalmente se edificó el Grupo Escolar, en 1929.

Durante el siglo XX, parte del inmueble albergó la cárcel y los juzgados. Actualmente, el edificio se halla en reconstrucción. Su inauguración está prevista en junio de 2012.

Texto extraído del libro de  Amadeo Barceló Gresa, La Orden de San Juan de Jerusalén en Caspe y Comarca durante la Edad Media (introducción a su estudio), Comarca Bajo Aragón Caspe/Baix Aragó-Casp, 2007.

(para acceder a las citas que aparecen numeradas en el texto debe consultarse el trabajo original)

 

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