La techumbre de la Catedral de Teruel: un cielo mudéjar.

Teruel es una sorpresa. Muchos son los visitantes que se acercan hasta ella y se quedan encantados por sus monumentos, su gastronomía y gente. Vienen atraídos por el Mudéjar, por la historia de los Amantes o por su insigne “Torico”, pero se llevan en el recuerdo sorpresas con las que no contaban; paseos, rincones o experiencias que provocaran su vuelta. Entre esos elementos menos conocidos, pero igual de mágicos, encontramos la magnífica techumbre de la Catedral de Santa María de Mediavilla, una obra excepcional declarada Patrimonio Mundial en 1986, dentro del conjunto Teruel Mudéjar.

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La techumbre de la Catedral de Teruel es una obra de finales del siglo XIII que destaca por su armadura de par y nudillo y, especialmente, por sus bellas pinturas que ilustran la compleja sociedad medieval turolense del siglo XIII en la que convivieron comunidades musulmanas, cristianas y judías.

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 La fusión de la estructura y los motivos ornamentales musulmanes junto con la expresiva decoración figurada gótico-lineal cristiana, da lugar a una de las mejores obras del arte mudéjar. Su construcción coincide con la ampliación de la antigua fábrica románica de Santa María de Mediavilla para transformarla en una iglesia gótica de mayor envergadura y aparece como una solución arquitectónica a los nuevos problemas: al recrecer los muros se necesitaba una estructura ligera y adecuada para cubrir la nave central. Así, esta techumbre de par y nudillo, no solo es ornamental, si no que se trata de un sistema estructural de cubierta de madera que carga por igual sobre todo el muro, sin concentrar pesos ni, por tanto, exigir contrafuertes específicos que hubieran determinado una fábrica de nueva planta. Encontramos ejemplos de este tipo de cubiertas en Toledo, en la iglesia de Santiago del Arrabal y la Sinagoga de Santa María la Blanca, pero es un ejemplo único en Aragón cuyo antecedente y origen lo encontramos en la arquitectura almohade.

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La techumbre mide 32 metros de longitud y 7,76 de anchura y está dividida por medio de diez tirantes en nueve secciones. Tras la sucesión de trabajos de restauración con mayores o menores aciertos, la última intervención de 1999 devolvió a la estructura su esplender perdido. La Guerra Civil, que provocó numerosos destrozos en la ciudad y por lo tanto en su patrimonio artístico, dejó al descubierto la techumbre mudéjar tras siglos de oscuridad, como constata un informe del servicio de Protección del tesoro artístico nacional, editado por el gobierno republicano en Barcelona en 1938: “[…] se habían desprendido dos de las tres bóvedas modernas de la nave central, dejando al descubierto, como no se veía desde hace tres siglos, la magnífica armadura mudéjar. Ésta presentaba arruinado el tramo de los pies, y una de las alfardas del inmediato estaba perforada por un proyectil de obús”. Un tesoro mudéjar veía la luz, aunque todavía faltaban décadas para contemplarlo en plenitud.

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CAZA

La decoración invade todas las piezas visibles y, pese a la distancia desde donde la contemplamos, sobrecoge al visitante. En el repertorio ornamental observamos cuatro tipos de elementos: vegetal, geométrico, epigráfico y figurado, además de las posibles combinaciones entre éstos. Además, encontramos una mezcla de elementos de la tradición ornamental islámica: vegetales, geométricos o epigráficos junto con elementos de tradición ornamental occidental, como los figurativos.

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La decoración figurativa cristiana puede agruparse en tres grandes apartados: imágenes y escenas de carácter religioso cristiano, imágenes y escenas de carácter profano con representación de tipos y acciones de las tres clases sociales de la época: la caballería villana, el clero y el común; e imágenes y escenas fantásticas procedentes del bestiario y otras imágenes y escenas alegóricas.

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León coronado y zorro con pomo.

Desde el punto de vista técnico, se trata de pintura al temple sobre tabla y está relacionada, desde el punto de vista formal, con la pintura gótica lineal aragonesa de 1285. Todo parece indicar que la participación de los mudéjares en la catedral y techumbre a finales de ese siglo XIII refleja la pujanza de este colectivo en el Teruel de la época, desarrollo que está vinculado a los privilegios fiscales que, en ese mismo año, el rey Pedro III concedió a los mudéjares de Teruel y a todos aquellos moros de fuera que deseaban venir a poblar la morería turolense. Además, la amplitud y características formales del repertorio decorativo de tradición occidental, inducen a suponer la participación también de pintores cristianos del área aragonesa en el conjunto.

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Generalmente asociamos el mudéjar al ladrillo, la cerámica y el vidrio. Y todo ello materializando grandes torres como la de San Martín o la del Salvador. Contemplar y disfrutar de la techumbre de la Catedral de Santa María de Mediavilla supone profundizar en nuestro conocimiento del arte mudéjar, un patrimonio aragonés realizado por aquellos artesanos musulmanes que se quedaron en los territorios conquistados por los reyes cristianos en la ya lejana Edad Media. Un placer cercano y único.

La catedral se puede visitar los días laborables de 11 a 14 y de 16 a 19 (en invierno). Sábados, domingos y festivos fuera del horario de culto. Más información en el teléfono 978 618016. 

https://identidadaragonesa.wordpress.com/

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