El cielo de Caspe (I): JÚPITER. ¿Plantea gigante o estrella fallida?

Júpiter es el quinto planeta de nuestro sistema solar en orden a la distancia que le separa del Sol. Este planeta pudo haber sido una estrella si hubiese alcanzado a tener mayor masa (más materia) y así se hubiese originado en su centro la reacción de fusión nuclear propia de otros cuerpos estelares o soles. Los astrónomos nos dicen que Júpiter es un planeta gigante, que es un cuerpo gaseoso y que tiene las di

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mensiones siguientes: un diámetro de 142.800 Km., un volumen de 1321 veces el de la Tierra y una masa equivalente a 318 veces la de nuestro planeta; según cálculos recientes y fiables Júpiter contiene aproximadamente dos veces y media la masa o materia contenida en todos los demás planetas del Sistema Solar.

Júpiter orbita alrededor del Sol a una distancia media de 778 millones seiscientos mil kilómetros, tarda casi 12 años (4.330 días terrestres) en completar una órbita y su día es muy breve puesto que gira sobre su eje en 9 horas y 55 minutos. Hasta mediados de 2010 se ha descubierto que Júpiter tiene 63 satélites o lunas que orbitan a su alrededor. Desde la Tierra podemos ver, con mucha facilidad, las cuatro lunas principales del planeta gigante, éstas son las lunas galileanas bautizadas como Io, Europa, Ganímedes y Calisto. Cuando miramos a través de los oculares de unos buenos prismáticos o de pequeños telescopios vemos a Júpiter como un pequeño globo rodeado de cuatro puntitos luminosos, el conjunto se parece a un sistema solar en miniatura, es  maravilloso contemplar sus cuatro lunas siguiendo regularmente sus respectivas órbitas, en pocas horas las vemos cambiar de posición, casi todas en el mismo plano, pueden verse las cuatro al mismo tiempo, a veces dos a cada lado del planeta, otras veces tres a la derecha, una a la izquierda o bien ver sólo dos en total porque las otras dos están eclipsadas por el gigante. Las lunas de Júpiter producen eclipses frecuente y con mucha regularidad.

En 1610 Galileo descubrió las cuatro lunas arriba mencionadas, se entusiasmó de tal manera que siempre que Júpiter era visible las observaba con un pequeño telescopio fabricado y mejorado por él mismo. Sabemos que este científico fue el primer ser humano que observó esas cuatro lunas. Como astrónomo y buen matemático Galileo fue capaz de calcular las distancias de cada uno de esos cuatro satélites a Júpiter y también calculó con precisión el periodo de rotación de cada uno de ellos alrededor del planeta. Galileo comprobó que Io tarda solamente 1,77 días terrestres en dar una vuelta alrededor de Júpiter y que los otros tres satélites tardan lo siguiente: Europa 3,55 días, Ganímedes 7,16 días y Calisto tarda 16,69 días en realizar su órbita completa. Esto nos indica que las lunas galileanas se desplazan a mucha velocidad alrededor de su planeta y si las comparamos con nuestra luna vemos que ésta es muy lenta ya que tarda 27, 32 días en realizar un giro alrededor de la Tierra.

La órbita que describe Júpiter alrededor del Sol es elíptica. Debido a esto el planeta se aleja del Sol hasta 816.600.000 Km. en su afelio, y luego se acerca a éste a la distancia de 740.500.000 Km. en su perihelio (una diferencia de 76 millones cien mil kilómetros entre la distancia máxima y la mínima). Júpiter tarda casi doce años en completar una órbita alrededor del Sol, lo hace siguiendo la línea de la eclíptica y permanece alrededor de un año en cada una de las constelaciones zodiacales. Nuestro planeta, la Tierra, realiza su órbita en un año, desplazándose también por la eclíptica y permanece aproximadamente un mes en cada una de las constelaciones del zodiaco. Cada trece meses se produce una alineación de Sol-Tierra-Júpiter y es cuando podemos ver que el planeta gigante luce más brillante y para nosotros alcanza su mayor magnitud, brillando más que la estrella Sirio y en algunas ocasiones casi tanto como Venus, siendo visible incluso de día.

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El año 2010 ha sido un año excelente para los que observamos a Júpiter. Alrededor del 20 de septiembre ha pasado a sólo 591 millones de kilómetros de nuestro planeta. Hemos podido verlo bien y observar sus cuatro satélites galileanos con mucha facilidad usando prismáticos de 8×56, de 12×60 y verlo de maravilla con prismáticos gigantes de 20×80 y de forma asombrosa con prismáticos de 25×100. Desde 1963 Júpiter no se había acercado tanto a la Tierra y ya no volverá a pasar tan próximo a nosotros hasta el año 2022. Desde mayo y  hasta principios de diciembre de 2010 estamos observando algo excepcional en la atmósfera de Júpiter, vemos que ha desaparecido su cinturón ecuatorial sur (SEB). Los astrónomos dicen que este fenómeno no es ajeno a la naturaleza de la atmósfera joviana, explican que eso se debe a tormentas que originan vientos de gran velocidad y en franjas de nubes que se mueven en distintas direcciones sobre el planeta gigante. También se ha observado que dichas tormentas suelen durar meses, años, y a veces siglos como es el caso de la Gran Mancha Roja de Júpiter. Respecto al acercamiento excepcional  de Júpiter en 2010 y a la desaparición de uno de los cinturones de nubes, los lectores pueden obtener amplia información en revistas especializadas y en múltiples páginas de Internet.

Las personas interesadas en estos temas deben tener presente que pueden observar a Júpiter en lo que resta de 2010, por ahora es el astro más brillante que vemos hacia el sur o suroeste. No olviden que cada trece meses pasamos frente a él y que cada año lo tenemos alrededor de nueve meses disponible a plena noche, los tres meses restante los pasa oculto por la luz solar y no es visible.

Desde estas líneas sugiero a los lectores que de vez en cuando den un vistazo al cielo estrellado, que se alejen de tantas luces artificiales y del inmenso ruido de las ciudades y salgan al campo o se instalen en alguna terraza obscura para observar las maravillas de un cielo tachonado de estrellas. Verán constelaciones, cúmulos estelares, nebulosas, galaxias,  y por qué no, la luna con sus cráteres, mares y montañas. Seguro que pasarán momentos agradables, se encontrarán con sí mismo, durante unos minutos olvidarán muchos problemas cotidianos y se harán preguntas respecto al grandioso UNIVERSO que nos rodea y del cual formamos parte. Seguro que si Uds. dedican algo de tiempo, ponen un poco de observación, paciencia y curiosidad, cuando miren el cielo estrellado verán que son capaces de conocer unas cuantas de las 88 constelaciones,  aprenderán a distinguir muchas estrellas por sus nombres, y quizá quieran saber más  del grandioso y maravilloso cosmos.

 Manuel Garcés Martínez
Otoño de 2010
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