O la Asunción de la Virgen. O la Virgen de la Cama. O la Virgen Yacente.
Son algunas de las denominaciones que el pueblo ha dado históricamente a esta talla que se custodia en la Colegiata caspolina, dentro del retablo de la Inmaculada. Sabemos que la actual figura es una réplica de la que se destruyó en julio de 1936. De aquella sólo quedaron las sandalias y la corona, porque uno de los cofrades lo escondió en su domicilio del Portal de Valencia. La quema de los archivos parroquiales nos impide acotar aquella vieja imagen y su cofradía, que aunque muy reducida sí que a nuestros días.
Desde hace dos años, esta imagen vuelve a procesionar por las calles de Caspe junto a San Sebastián, San Indalecio y San Roque, el día del patrón. Se retoma así una tradición que se cortó hace cuatro décadas.
Hoy traemos a este espacio el documento que atestigua cuándo se bendijo esta imagen. Fue precisamente el 15 de agosto de 1951. Eso sí, como el retablo de la inmaculada tardó seis años en llegar, los cofrades se turnaban la imagen en sus casas. Muy de posguerra.
Relamido
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