Los bureos en las masadas aragonesas

El paso del tiempo y la evolución que va unida, el cambio en las costumbres y en las formas de vivir, condicionan también el modo en el que nos relacionamos los seres humanos. Del mismo modo que ya no es extraño ver a cuatro personas sentadas en la misma mesa de un bar más atentas a su móvil que a la compañía física, en otro tiempo era habitual peregrinar por las masías para procurarse cierta vida social. A falta de oferta de ocio organizada y atendiendo a la forma de vida dispersa que predominaba en ciertos lugares, los llamados “bureos” se convirtieron en una costumbre asentada.

No hace mucho tiempo el hábitat disperso era una característica fundamental de un muchas zonas de Aragón. Vivían casi las mismas personas en los núcleos urbanos que en las explotaciones agrarias que se encontraban en los campos y en los montes. Las masadas eran núcleos económicos y familiares en los que se vivía durante todo el año, y los masoveros constituían un importante segmento de la sociedad. Entre esas zonas destacan las del Maestrazgo y la serranía de Gúdar-Javalambre, en la provincia de Teruel. Una zona que cuenta con todos los condicionantes que provocan los “bureos”.

1. Panorámica de Gúdar. Fuente www.teruelprofundo.com de Alberto Palomar

Alejados de todo, atentos especialmente a sus propios recursos en organizaciones muchas veces de subsistencia, la vida en las masadas se organizaba según sus circunstancias. Se potenciaban las relaciones sociales con los vecinos más próximos, creándose lazos especiales entre los masoveros frente al pueblo. Era normal que se sintieran diferentes. Vivían limitados, con pocas posibilidades de transporte, dependiendo económicamente del gran terrateniente al que cuidaban sus tierras. No disfrutaban de avances como la luz eléctrica, tenían grandes dificultades para ir a la escuela…  Los masoveros llegaban a sentirse inferiores de la misma forma que los del pueblo se mostraban superiores, por lo que se mostraban hoscos y tímidos cuando bajaban al pueblo.

2. Masada en Valdelinares. Foto de Petercero

En ese marco se celebraban los bureos. Un tipo de reunión festiva en las masadas, organizada exclusivamente por y para los masoveros, donde ellos eran los protagonistas directos. La denominación está contemplada en el diccionario y se define como lo que era, una “juerga” con sus propias características. Lamentablemente es un término hoy poco utilizado y casi perdido, lo que lo ha convertido casi en nombre propio de este tipo de acontecimientos. Los jóvenes apenas lo identifican, pero para los mayores es motivo de sonrisas y muchos recuerdos. No en vano algunos han calificado a estas reuniones como las discotecas del pasado.

 Los bureos estaban muy relacionados con el calendario laboral de una explotación agrícola y ganadera como eran las masadas. Empezaban a celebrarse en octubre, acabados los trabajos de la recolección, y se mantenían durante todo el otoño e invierno, hasta Carnaval o Pascua. Era el período en el que las tareas agrícolas necesitaban menos atención, pero también cuando más frío hacía. Tenían lugar los domingos o festivos a partir de las nueve de la noche, después de dar de comer a los animales, y se prolongaban hasta las 3 ó 4 de la madrugada, según la animación que hubiese. Entonces había que volver a casa, en algún caso a kilómetros de distancia, con condiciones atmosféricas muy adversas y la obligación inmediata de volver a atender a los animales. Es por eso que algunos de los asistentes que vivían más lejos podían pernoctar en el pajar. Las ganas de relacionarse socialmente y pasarlo bien superaban siempre todos los obstáculos.

3. bureo_2-mosqueruela.blogspot

Era una cita generalmente organizada por y para los más jóvenes, pero a la que no se cerraba la puerta a nadie. Podía ser intergeneracional, con la presencia de los padres y hermanos repartidos en distintos grupos por la casa. En todo caso, lo normal era dar rienda suelta a la imaginación con bromas, chistes, juegos o canciones muy definitorias. Porque cuentan que había un alto grado de permisividad de todo tipo, incluido el sexual, aunque, por supuesto, nunca más allá de lo aceptado socialmente en aquellos tiempos. Y no se puede olvidar lo más importante de los bureos, el tener la posibilidad de comenzar una relación, formalizar un noviazgo y construir un hogar. De hecho, en muchas ocasiones era la necesidad de conseguir un novio o una novia lo que motivaba la organización de un bureo en una masada.

No solían ser reuniones masivas. El aforo lo marcaban los salones y las cocinas de la masada, las habitaciones más calientes de la casa, aunque podían estar completamente llenas. Había familiaridad y compañerismo, con todo tipo de conversaciones alrededor del aperitivo que preparaban los anfitriones y completaban los visitantes. Y, por supuesto, sonaba la música, que ponían los que sabían tocar la guitarra, la bandurria el pito o el guitarro. Los mejores músicos del lugar eran muy solicitados, con invitación casi asegurada. A ellos les acompañaban  cantando casi todos los presentes, conocedores del repertorio tradicional.

4. rondalla. Roldaybureo.blogspot

Y no sólo se cantaba, también se bailaba. El baile que más se tocaba era la jota, el ritmo más antiguo y el que más recuerdan todos. Aunque en los años veinte se introdujeron bailes y ritmos más modernos como el vals, la mazurca, el pasodoble, o la rumba, que los jóvenes, y los no tan jóvenes, preferían porque les permitía el contacto físico. El bureo empezaba con baile. Los músicos tocaban unas pocas piezas y luego se hacían algunos juegos. Así los tañedores descansaban, charlaban o estaban con sus novias.

Esos juegos eran de todo tipo. Generalmente muy tradicionales y repetitivos, aunque los que los organizaban siempre buscaban sorprender. El objetivo fundamental, divertirse, pero también crear formas de acercarse más a las chicas.

En muchos casos se mezclaban también con los bailes. Pero lo normal era que los juegos fueran pequeñas representaciones entre canciones, reclamando la atención de todos los presentes. Eran breves y pretendían hacer la broma. Por ejemplo se manchaba con hollín una boina y se le hacía poner a alguno, con el fin de que acabara totalmente manchado. En otros casos se contaban historias de compras y de ventas, eran casi representaciones teatrales que siempre acababan con chiste y que incluso incluían el disfraz.

En definitiva, el bureo en la masada tenía como finalidad la relación social. Ponían en contacto a gentes que vivían separadas entre sí por unas cuantas horas de camino a pie o sobre los mulos. Respondían a una necesidad humana: la de encontrarse y compartir. Podría ser una reunión entre vecinos o con familia. Estar determinada por una celebración especial o simplemente porque tocaba en una programación anual. Al igual que se compartían las tareas agrícolas y ganaderas, los masoveros  ponían en común el ocio sin necesidad de salir de su entorno.

FUENTES:

‘Los Bureos’ de Rosa Palomar  http://www.aragob.es/edycul/patrimo/etno/bureos/definicion.htm

Rolda y Bureo.  roldaybureo.blogspot.com

http://www.mosqueruela.blogspot.com

Fuente: http://identidadaragonesa.wordpress.com/

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