Buñuel y su nunca olvidado Aragón

El director de cine Luis Buñuel es un personaje universal profundamente aragonés. Y es que, pese a que estuvo la mayor parte de su vida lejos de su tierra natal, o precisamente por eso, nunca quiso olvidar sus orígenes y los hizo públicos allá donde estuvo. Lo que vivió en Calanda y Zaragoza en las primeras décadas de su vida, quedó para siempre reflejado en su trayectoria vital y creativa. Aunque la situación social y política de España, la necesidad o sus propias ambiciones profesionales, le mantuvieron lejos de su tierra durante la mayor parte de su vida, no perdió ocasión para volver a la capital en la que se formó o para tocar el tambor en el pueblo que, según muchos de los que le conocieron, le inspiró no pocas de las obsesiones reflejadas en su obra fílmica.

0. Luis Buñuel

Cuenta su hijo Juan Luis en la película documental ‘El último guión’, de Javier Espada y Gaizka Urresti, que Luis Buñuel se sentaba en el patio de la gran casona familiar que tenía la familia en la céntrica Plaza de España de Calanda y, con las puertas abiertas, escuchaba la música de Wagner en su gramófono. Los niños del pueblo, que a principios del siglo XX vivía sumido en la pobreza y la incultura, se acercaban curiosos al lindar de la puerta para observar la escena. Y Buñuel, criado en el seno de una familia bien, quedaba impresionado por el estado de aquellos niños mal nutridos y con moscas en los labios. Aquella escena que le rebeló entonces y le hizo incluso sentirse culpable por formar parte de la clase pudiente de una sociedad insensible a la pobreza, iba a marcar , en forma de denuncia, su filmografía.

1. casa buñuel Calanda. Foto Periódico de Aragón

Luis Buñuel había nacido en la localidad turolense en 1900. Era hijo de un calandino que hizo fortuna en Cuba y que, al regresar a su localidad, había contraído nupcias con una convecina de buena cuna. De su holgada posición económica dan fe las posesiones en las que el joven Buñuel pasó buena parte de su infancia y juventud. La enorme casa en la plaza principal o Villa María, una residencia de campo en la que comenzó a interesarse por los insectos, una de las primeras de las pasiones del futuro director de cine, adquirida en los huertos y montes de Calanda. De hecho, fue intención de Luis Buñuel mantener aquella villa campestre que estuvo durante décadas en manos de su familia, como nexo continuo con el pueblo que amaba tanto. Pero la falta de interés de sus hijos y la lejanía que mantuvo durante mucho tiempo con su patria, le hizo olvidar la idea.

Calanda fue, en realidad, el lugar de vacaciones de Buñuel. Aunque nació allí, su familia se trasladó a Zaragoza apenas dos años después. En la capital aragonesa residió y recibió su primera formación académica. Estuvo con los jesuítas del Colegio San Salvador hasta los 17 años, cuando se marchó a Madrid para estudiar ingeniería agrónoma obligado por su padre. Allí recaló en la Residencia de Estudiantes, el lugar en el que cultivaría sus inquietudes culturales y compartiría proyectos con compañeros que alcanzarían lo más alto en el mundo de las artes, tomando un camino que lo alejó cada vez más, físicamente, de sus raíces.

2. luis-bunuel-1907

En Zaragoza tuvo el joven Buñuel su primer acercamiento con la ficción y la interpretación. Sus padres contaban con su propio palco en el Teatro Principal, y desde allí tuvo su primer acercamiento a la dramaturgia. Y fue en Zaragoza donde escribió su primer guión conocido, un trabajo sobre un aragonés universal: Goya. La forma de describir la realidad de Goya en sus cuadros marcó la forma de ver la vida y de describirla de Buñuel. Su interés por los conflictos de la sociedad, la forma cruda de mostrarla… Goya y Buñuel se parecieron. Incluso en la sordera.

Durante todo el tiempo de infancia y juventud, Buñuel, sus padres y sus hermanos mantuvieron visitas habituales a Calanda para ver a los familiares que les quedaban allí y disfrutar de su villa de campo. El joven Luis, chico curioso y extrovertido, estaba completamente integrado en la vida social de la localidad e hizo suyas las tradiciones calandinas. No era extraño oírle hablar del Milagro de Calanda, una historia que siempre le había impresionado y que le habría conducido a decir aquello de “Yo soy ateo, pero a la Virgen del Pilar y al Milagro de Calanda no me los toquéis. Eso sí me lo creo”.

3. milagro de calanda

 Sus estancias en Calanda también comprendían unas fechas muy destacadas en la localidad, la Semana Santa, cuando al parecer toda la familia mantenía la tradición compartida de tocar el tambor. Como le ocurre a todos los buenos tamborileros, su pasión se desbordaba en esos instantes de magia. Los Viernes Santo siempre fueron para él los mejores días en Calanda. Mientras pudo fue un fijo en la rompida, integrado en su propia cuadrilla de tocadores amigos. Y si no podía estar, lo echaba mucho de menos. Su hijo Juan Luis contaba en el documental ‘El último guión’ que el director de cine cogía el tambor en su casa de México y se ponía a tocar, con fuerza, concentrado con la mirada en el infinito, atento al toque, como si estuviera en el centro de la Plaza de España.

4.buñuel y tambor

Estaba tan orgulloso de sus tambores que llevó a Calanda a sus mejores amigos. Quedan fotografías e imágenes de Fernando Rey, Francisco Rabal o Geraldine Chaplin, observando la rompida o tocando completamente entregados. Y queda el sonido de los tambores y bombos en sus películas. En tres de ellas, La ‘Edad de Oro’, ‘Simón del Desierto’ y ‘Nazarín’, suenan como contrapunto sonoro, como anuncio de tensiones y marcando los conflictos interiores de sus personajes. La escena más visible es la de la película ‘Nazarín’, donde suenan sonidos grabados en Zaragoza.

5. nazarin

Pero, aunque nunca grabó ninguna en tierras aragonesas, en las películas de Buñuel se pueden encontrar otras referencias a su tierra. Como las campanas, siempre presentes y muy relacionadas con la tradición del bandeo aragonesa, destacando su sonido como forma de comunicación y de expresión del pueblo. O los carnuzos, cadáveres de animales que se encontraban alrededor de los pueblos para servir al ciclo de la vida, expresión ilustrativa de los rigores de la vida campestre, y que aparecen en un buen número de películas del realizador calandino.

Buñuel se marchó de Aragón a los 17 años para no volver jamás a residir en su tierra. Pero no porque no la quisiera o no se acordara de ella. Las circunstancias fueron las que fueron pero, pese a todo, Aragón fue siempre la referencia del cineasta universal y nunca dejo de recordarlo en voz alta.

Más información en la página web del Centro Buñuel Calanda. www.cbcvirtual.com

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