Jánovas. El pueblo que no pudo ser

Capítulo 6

Rejuntar paredes, hacer escaleras, levantar pared…. este verano nos toca «trabajo fino»: hay que pulir la vivienda! Pero sin perder de vista nuestro objetivo: levantar el tejado y cubillar la casa. El invierno es largo y frío y en el Alto Aragón no hay casa que se precie que no tenga una buena «chaminera». La escuela también tendrá la suya: ya hemos dejado prepada la salida de humos y ya tenemos diseñado el «espantabruixas»: toda protección es poca, hay que espantar cualquier intento administrativo de entorpecer esta iniciativa!

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(En capítulos anteriores…)

Gil de Biezma, en uno de sus poemas más tristes y célebres, lamentaba que «de todas las historias de la Historia, sin duda la más triste es la de España, porque termina mal». Hasta hace unas semanas, me venían a la cabeza estos versos cuando pensaba en Jánovas, el bello pueblo del Sobrarbe que fue abandonado, dinamitado y humillado en los años sesenta del pasado siglo para ser presa (nunca mejor dicho) de un pantano de papel. Sí, de papel. Porque nunca pasó de ser eso, un proyecto y una presa a mitad de hacer, como dentellada de hormigón

La historia no es muy distinta, en lo sustancial, a lo que se vivió en tantos otros puntos de Aragón, incluida nuestra comarca. De un lado, un pantano que abastecerá de agua de boca a grandes territorios, o de electricidad a centrales de diversa índole. De otro, la emigración, el desarraigo y las promesas incumplidas. Ya saben, el sacrificio de unos pocos en aras del beneficio patrio (por usar terminología de la época), la solidaridad ante el interés común y blá, blá, blá.

Jánovas. Año 1954

Pero los janovinos, hijos y nietos de aquellos a los que un buen día les volaron los tejados de sus casas para que no pudieran volver, han decidido «que es tiempo aún para cambiar su historia, antes que se la lleven los demonios».

Dejemos que sea Eva, barcelonesa de nacimiento pero janovina a jornada completa, quien nos cuente la lucha de su pueblo por volver a empezar.

¿Quién sabe? Quizá Gil de Biezma se equivocó y haya historias destinadas a acabar bien…    

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Capítulo 1

El verano pasado los vecinos de Jánovas decidimos empezar a rehabilitar el edificio de la «Casa del Pueblo», que antaño albergaba la Escuela y el Salón Social. 

Desde que en el año 2008 nos notificaran el inicio de reversión, trámites, burocracia y papeles han inundado nuestro día a día. Los años pasan, la administración no tiene prisa y nosotros llevamos demasiado tiempo esperando.

Nos sobraban ganas, nos hicimos con manos colaboradoras y, entre todos, hemos logrado levantar de nuevo el edificio y con él nuestros ánimos.

Escuela de Jánovas. Mayo de 2013

Como dice la canción de la Ronda de Boltaña: «sé que no basta llorar; si se nos cae la casa ¡se vuelve a levantar!»

¡En ello estamos!

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Capítulo 2

La tarea no era fácil..  años de abandono, de expolio del patrimonio y aquella cruel dinamita que utilizaron para obligar a marchar a sus gentes dejó con el tiempo una panorama dantesco: tejados caídos, patios anegados de vegetación y paredes que pese a todo resistieron ancladas como un mástil. 

Desescombramos y empezamos a reconocer el salón social: cuántos músicos pasaron por aquel pequeño escenario! Volverán, y con ellos nosotros!

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Capítulo 3

Coraje, corazón, ganas, ilusión.. esas han sido las mejores herramientas para empezar a dignificar nuestro pueblo. Así fue construida en su día la «Casa del Pueblo», así la levantaron nuestros abuelos, así la reconstruimos sus nietos.
Las emociones afloraban: pronto, los que ese día sujetaban fuertemente las bigas y ponían bovedillas iban a volver a subir «ta Escuela»… allí esperaban sus pizarras… allí volveremos a escribir el futuro de Jánovas.

 

 

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Capítulo 4

¡Primera planta completada! Jambas, un buen dintel y mucha fuerza… ¡ya tenemos portalada!

Dice la Ronda: » Tu casa no es sólo un montón de piedras, la torre que el tiempo derrumbará, es más que un techo, es un puente de sangre entre los que vivieron y los que vivirán».

Llevamos muchos años luchando para que se reviertan las tierras de Jánovas, para que se restituya la zona, para que se acondicione el río tras las obras auxiliares del fallido embalse… Falta de financiación, falta de consenso entre administraciones, falta de recursos, han sido las reiteradas excusas que nos han dado.

No vamos a esperar más: después de la Escuela, ¡empezaremos a «hacer casa»!

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Capítulo 5

Segunda planta! Desde que hace un año decidiéramos emprender las obras del edificio, la memoria era el único escenario que nos permitía -y no a todos- recordar cómo se veía la Sierra de Jánovas desde el piso de la maestra.

Después de un complicado periplo para que los camiones llegaran a Jánovas, el sábado 15 de junio pudimos echar el hormigón de la segunda planta. ¡Ya queda menos para cubillar! Desde esa altura se aprecian mejor las ruinas de las casas invadidas por la naturaleza -que sin permiso profana nuestros patios-, las paredes cuarteadas y los edificios arrodillados. Durante años, el silencio ha sido el único inquilino. Ahora, el ruido -a ratos ensordecedor- de la hormigonera empieza a acompañarnos los fines de semana. Eso, y las risas que se oyen al calor de un buen almuerzo, rescatan del recuerdo historietas vividas en nuestro pueblo.
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