San Valero «portalero»

Antiguamente, es decir, antes de la Guerra Civil, la festividad de San Valero se celebraba en Caspe con solemnes actos religiosos, ya que a dicho santo se le atribuían poderes divinos y se le rendía culto como abogado del dolor. Ni que decir tiene que en todas las épocas ha habido muchas personas que, por desgracia, a lo largo de su vida se han visto aquejadas por molestias más o menos importantes, y cuando uno está padeciendo, cualquier momento es bueno para implorar el remedio. Tal era la popularidad de San Valero que el 29 de enero, fecha en que se celebra su onomástica, eran muchos los fieles que acudían a los actos religiosos que en honor del santo se ofrecían, y como al fin y al cabo la fe en aquellos tiempos imperaba en el sentir de muchas personas, sin tener en cuenta el grado social al que pertenecían, los actos religiosos eran muy concurridos. Es bueno recordar a esas personas que usan la fe para implorar los beneficios de un santo, puesto que no en vano, en esta vida, cuando uno se propone conseguir una meta se tiene que poner una fe ciega en el empeño, y si no que se lo pregunten a los deportistas.

Busto de San Valero

Aquellos devotos de San Valero, también a través de sus oraciones y su fe, pedían alcanzar la meta de su curación en la medida de lo posible. No me voy a extender más en este tema, ya que hay voces más autorizadas que la mía que en su momento lo hacen desde la predicadera. Como en todas las celebraciones, no solo había actos religiosos. En el caso de San Valero se hacía una hoguera con leña que aportaban todos los devotos, dicho acontecimiento se llevaba a cabo en el Portal de Valencia, lugar inmediato a la ubicación de la capilla del santo. 

De todos es sabido que San Valero tiene el privilegio de ser el patrón de la capital de Aragón, Zaragoza, lugar en que se venera con mucha devoción. Algunas veces se le da el calificativo de ventolero, puesto que en la fecha de su celebración un año sí y otro también, acostumbra a soplar el viento de tal manera que pone a prueba la resistencia de los molinos de viento.

Ha llegado el momento de explicar el motivo que me ha llevado a tratar este tema: hace un tiempo, un miembro de la Asociación Amigos del Castillo del Compromiso, a los que felicito tanto por la labor que están llevando a cabo en la reconstrucción del Castillo como en  el empeño que ponen en conservar cosas y costumbres antiguas, me preguntó sí podía dar información sobre dónde se hallaba instalada la capilla de San Valero; dicha capilla se encontraba en la fachada de la casa número 74 de la calle Alta, esquina a la calle del Cuartel. Como es sabido, al empezar la Guerra Civil el santo acabó en la hoguera, como muchos otros, y una vez acabada la contienda nadie se preocupó en reemplazarlo por otro. Si hoy se mira a la fachada de la casa antes citada se darán cuenta de que no existe ningún hueco donde se hubiera podido instalar el santo. Esto obedece a varios factores: primero, la antigua estructura de la casa salía un par de metros más hacia la calle de la línea que guarda en la actualidad; segundo, al quedar la casa muy dañada por los bombardeos, después de la guerra tuvo que ser restaurada y a la dueña, la Sra. Fontoba le hicieron sacar la línea recta, con arreglo a las demás casas de la calle Alta; tercero, a nadie se le ocurrió que habría que dejar un espacio preparado por si algún día se quería volver a instalar el santo, cosa que se hubiera conseguido si cualquier clérigo hubiera movido un dedo.

Hasta aquí toda la información que puedo aportar sobre este tema después de 75 años de vida ininterrumpida en este barrio.

Valentín Catalán Salas

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