Esta semana -el martes en Caspe, con incidente incluido; el miércoles en Zaragoza- ha visto la luz de modo oficial el esperado libro CASPE 1412. Los relatos del Compromiso, editado, en estupenda encuadernación de tapas duras, en Edhasa, célebre editorial especializada en narrativa histórica.
Presentación en la Aljafería de Zaragoza. (Foto: Bea Geric)
Es un libro importante para Caspe, para la difusión del hecho histórico que supuso el Compromiso, con sus luces y sombras, entre un abanico poblacional amplísimo. La variedad de autores que firman los relatos -nueve, como los compromisarios-, la variedad también de registros y usos, los diversos enfoques del fallo de 1412, narrados de modo ameno, cubren un vacío inmenso, casi sonrojante, solo cubierto con desfasados relatos decimonónicos (Mariano Uriol), engolados trabajos hagiográficos, a caballo entre la erudición y la divulgación, con toques novelescos (Antonio Salas, mediados d el S. XX)) y muy poquito más, si dejamos al margen concursos de redacción en colegios y otras tentativas locales.
José Luis Corral, el martes en Caspe. (Foto: Mª Jesús Clavero)
Se trata de nueve relatos breves, bastante dispares, firmados por alguno de los escritores más leídos en el género, caso de Javier Sierra, Almudena de Arteaga o José Luis Corral, que asume la tarea de prologar el volumen con un acertado análisis histórico que se antoja imprescindible para situar al lector antes de entrar en el terreno de lo ficticio.
A lo largo de sus 190 páginas, conoceremos a nigromantes, a judíos conversos haciendo tareas de escribano y cronista de monarcas cristianos, a conspiradores y criminales, a la iracunda Margarita de Montferrat, a un adolescente caspolino metido a copero del rey Fernando e, incluso, a una suerte de «experiencia piloto» llevada a cabo por un caspolino, amigo de fray Bartolomé de las Casas, en el «Nuevo Mundo», deseoso de transmitir en aquellas tierras lejanas las enseñanzas de lo acontecido en su pueblo un siglo atrás de los hechos narrados. Leyendo el relato de Fernando Aínsa, «El Compromiso en Tierra Firme», nos asemeja que en cualquier momento va a doblar la esquina el cabrero Cienfuegos, archiconocida creación de Alberto Vázquez Figueroa.
No es nuestra intención realizar un análisis crítico de cada relato, de su composición y técnica. Diremos, sin embargo, que algunos se leen, simplemente, y con otros se disfruta y no poco. Así que dejamos al lector su lectura y su juicio.
Lo verdaderamente notable es, sin duda, que este libro puede acercar Caspe y el Compromiso a muchas mesillas de hogares aragoneses y españoles, que nos sitúa definitivamente en el mapa, que es una oportunidad extraordinaria para seguir desarrollando en nuestra ciudad ese turismo interior y de calidad, con la Colegiata y el Castillo del Bailío como piedras angulares pero sin dejar de lado otros elementos importantes.
Es, en definitiva, un motivo de celebración para los caspolinos y, sin duda, un precioso regalo para pedir a Papa Noel, los Reyes Magos o sucedáneos.
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