Hablando de efemérides

Pocos hijos de Caspe no saben quién fue el padremariano (así, de tirón). Unos, por que lo conocieron, lo apreciaron o lo padecieron; otros porque temblaron al escuchar su voz iracunda al grito de “¡Arrepentíos, pecadores, carne concupiscente!”; y otros, los más jóvenes, porque han oído hablar de él. Sea por su nombre o sea por su mote familiar: “el caracolero”.

El padre Mariano Catalán Gavin (1912-1978) desarrolló su vocación franciscana en su pueblo natal durante más de 20 años, en dos etapas: primero, en los años 40, casi recién ordenado en Arántzazu, cuando el convento caspolino dependía aún de la Provincia de Cantabría; después, desde 1964 hasta su muerte, en 1978, formando ya parte de la Provincia Franciscana de Valencia.

Precisamente tal día como hoy, hace 50 años, el fraile caspolino celebraba en su casa las bodas sacerdotales, con una solemne misa y, como no podía ser de otro modo, un banquete –bastante alejado de la austeridad franciscana- en el Hotel Latorre.

La efeméride no trasciende el ámbito de lo local, ni la importancia de lo anecdótico, pero nos sirve de divertimento veraniego, antes de afrontar con unos días tan importantes para Caspe.

(Las fotos, pertenecientes al archivo personal del Padre Mariano, se conservan en el Convento de Ntra. Sra. de los Ángeles, en la capital del Turia.)

 

 

 

 

 

 

                                                                           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Roque Frau

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